por Marco SIBAJA
El diputado Fabricio Alvarado, un predicador evangélico opuesto al matrimonio homosexual, encabezó las elecciones presidenciales de este domingo en Costa Rica, aunque deberá ir a un balotaje en abril con el oficialista Carlos Alvarado.
Con 80,6% de las mesas contadas, Fabricio Alvarado, del conservador partido Restauración Nacional, obtuvo 24,8% de los votos, seguido por el exministro Carlos Alvarado del oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC, centro, sin relación de parentesco con el primero), con 21,6%, por lo que los dos disputarían la segunda vuelta el 1 de abril.
El abstencionismo fue de 33,88%, indicó el TSE.
Los dos candidatos que van al balotaje celebraron el resultado con discursos con mensajes de unidad y esperanza.
«Hoy los costarricenses salimos a votar y el mensaje es claro: Costa Rica ya no desea más de lo mismo, ya no desea las campañas políticas de siempre. Por eso me sumo a un movimiento que se ha creado de unidad, valores, de innovación y verdadero progreso», dijo Fabricio Alvarado.
Hablando ante una multitud que lo aplaudía en el salón de un hotel capitalino, el predicador remarcó su mensaje centrado en «familia», «principios» y «valores».
Su contendiente, un exministro de Trabajo del actual gobierno, de 38 años, adelantó que la próxima administración debe ser «un gobierno de unidad nacional que lleve al diálogo, que respete las diferencias, que sepa transformar este país».
Carlos Alvarado enumeró desafíos en materia de economía, seguridad e infraestructura para el próximo gobierno, mientras una multitud congregada en la sede del PAC gritaba «Carlos presidente».
El diputado evangélico Fabricio Alvarado tenía 3% de apoyo en las encuestas de diciembre, y se disparó en la recta final al enarbolar el rechazo conservador a una opinión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), emitida el 9 de enero, a favor del matrimonio homosexual.
«Sin lugar a dudas la religión impulsó a Fabricio Alvarado, y eso se acentuó con vehemencia a partir de la resolución de la corte (interamericana)», dijo a AFP el analista político independiente Jorge Vega.
Consideró que el diputado capitalizó ese voto porque «no es un conservador de pose, es un hombre de iglesia evangélica».
Según la ley electoral costarricense, si ningún candidato obtiene al menos 40% de los votos, se disputa una segunda ronda entre los dos con más apoyo el primer domingo de febrero.
El presidente del TSE, Luis Antonio Sobrado, dijo que la jornada transcurrió sin incidentes y mostró una enorme participación de los votantes.
«Hemos votado sin sobresaltos ni amenazas, hemos votado en paz», dijo Sobrado en la ceremonia de cierre de la votación.
– Religión, corrupción y crimen –
«Finalmente tenemos un candidato que comparte nuestros valores», dijo Delfina Reyes, una maestra pensionada que fue a saludar a Alvarado cuando votó en la localidad sureña de Desamparados.
Por el contrario, ocho mujeres fueron a votar en diferentes mesas vestidas con trajes que recuerdan la serie «The handmaid’s Tale», que relata una sociedad futurista en la que las mujeres han perdido sus derechos, como una forma de protestar contra lo que consideran «una amenaza fundamentalista».
La elección llegó a la recta final con niveles de indefinición nunca antes vistos en Costa Rica.
Una consulta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) divulgada el 31 de enero señaló que 36,5% de los electores no sabían por cuál de los 13 candidatos votar, más del doble del 17% de apoyo para Fabricio Alvarado que lideró los sondeos.
Costa Rica también votó este domingo para elegir los 57 diputados de la Asamblea Legislativa.
Casi 32.000 personas están registradas además para votar en 52 consulados en el mundo.
El politólogo Felipe Alpízar, director del CIEP, explicó a la AFP que el apoyo al diputado evangélico se explica por la tendencia conservadora de la sociedad costarricense, que en proporción de dos a uno se posiciona contra temas como el matrimonio homosexual, el uso recreativo de la marihuana y el estado laico.
Antes de la opinión de la Corte Interamericana, la elección estuvo dominada por el rechazo a la corrupción, provocado por un escándalo en torno a la importación de cemento chino, que reveló una red de tráfico de influencias en los tres poderes del Estado.
También la inseguridad motivó la intención de voto ante un drástico aumento en el número de homicidios, que en 2017 alcanzó 12,1 por cada 100.000 habitantes, el más alto en la historia del país.
Con esos temas en la agenda, el abogado penalista Juan Diego Castro, del minúsculo Partido Integración Nacional, se perfiló hasta diciembre como el favorito de los electores, pero su discurso de mano dura se agotó en la recta final de la contienda.