Con 81 votos, los diputados al Congreso de la República aprobaron el decreto que imprueba el Estado de Calamidad Pública con el que el Ejecutivo buscaba detener la propagación del Covid-19.
Previo a confirmar el rechazó a la medida impulsada por el mandatario guatemalteco, el oficialismo dirigido por el presidente del Congreso, Allan Rodríguez, intentó estancar el desarrollo de la plenaria, incluso impulsando una moción privilegiada para declarar sesión permanente y cerrando las votaciones, pero con 37 votos a favor, 112 en contra y 11 ausentes quedó improbada su propuesta.
Previo a ello, Rodríguez fue captado haciendo una serie de llamadas telefónicas para lograr los sufragios necesarios, y así, darle vida al decreto que suspendía las garantías constitucionales, pero no tuvo resultado.
Mientras que el diputado independiente Aldo Dávila realizaba una transmisión en vivo en donde varios congresistas indicaron que se estaba haciendo compra de voluntades.
«Por cada vez que hace una llamada y la cuelga, hay un nuevo voto a favor. Eso es compra de voluntades«, señaló Dávila.
Cierra votación
El presidente del Legislativo cerró pronto la votación para evitar que se llegaran a los 81 votos para improbar el Estado de Calamidad. En contraste, cuando el Oficialismo buscaba avalar el Decreto emitido por el Ejecutivo, dejó abierta la votación más de 40 minutos.
Esto provocó reclamos al Presidente de la Junta Directiva, incluso de miembros de esa instancia, como Armando Castillo, segundo vicepresidente.
Tras la presión de varios diputados, entre ellos Mario Taracena, Evelyn Morataya y Rodolfo Neutze, el presidente del Congreso, Allan Rodríguez volvió a someter a votación la propuesta de decreto para improbar el Estado de Calamidad, en definitiva. Con 81 votos a favor, 69 en contra y 10 ausentes fue avalado el proyecto de decreto para improbar la suspensión de garantías constitucionales.
Reacciones
Orlando Blanco, de la bancada UNE, dijo que el estado de Calamidad es una acción política del Ejecutivo “para lavar cara ante la población ante la ineptitud mostrada en el manejo de la pandemia y nos tiran la pelota a nosotros”.
Agregó que “son 8 millones de vacunas las que han ingresado al país, pero es una vergüenza que 5 millones sean por donaciones. ¿No aprobamos Q1 mil 500 millones?”.
En tanto la parlamentaria Sonia Gutiérrez, de Winaq, comentó que so se equivocarán en la votación porque “quienes van a votar a favor no están pensando en la población, piensan en sus intereses. Ojalá no hayan corrido recursos para esos votos”.
“La situación de la pandemia en este momento es extremadamente grave (…) sí es necesario restringir la movilidad, estas medidas son necesarias para reducir los contagios, no es cierto que solo con vacunación vamos a aplanar la curva (…) es una necedad pensar que las compras por excepción van a abastecer los hospitales (…) este estado de Calamidad no va funcionar, porque la mayoría de enmiendas es para quitar las pocas medidas que podrían aplanar la curva, se convertiría en un cascarón, pero solo será para las compras por corrupción”, enfatizó Lucrecia Hernández Mack, de Semilla.