El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, dijo este domingo que hay una «enorme» cantidad de pruebas de que la pandemia del nuevo coronavirus se originó en un laboratorio de Wuhan, donde comenzó el brote en China.
«Hay una enorme cantidad de pruebas de que es allí donde comenzó», dijo a la cadena ABC.
Pese a ser un gran crítico del manejo del inicio de la pandemia por parte de China, Pompeo se negó a decir si creía que el virus había sido liberado intencionalmente.
El presidente Donald Trump ha criticado repetidas veces el papel del gigante asiático en la pandemia, que ha infectado a casi 3.5 millones de personas y ha matado a más de 240,000 en todo el mundo. Según Trump, Pekín ocultó información importante sobre el brote, por lo que le exigió que se hiciera «responsable».
Medios estadounidenses dicen que Trump ha encargado a los espías investigar más sobre los orígenes del virus. Las primeras versiones situaban el inicio de la pandemia en un mercado de Wuhan que vende animales exóticos como murciélagos, pero Washington dice ahora que la epidemia se originó en un laboratorio de investigación de virus, cercano al lugar.
Pompeo, exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), dijo a ABC que estaba de acuerdo con una declaración que hizo la inteligencia de Estados Unidos el jueves, en la que dijo coincidir «con el amplio consenso científico de que el virus COVID-19 no fue creado por el hombre ni modificado genéticamente».
Pero fue más lejos que Trump, al citar la «enorme» evidencia de que el virus se esparció del laboratorio de Wuhan.
«Creo que todo el mundo puede verlo ahora. Recuerden, China tiene un historial de infectar al mundo y administrar laboratorios de baja calidad», dijo Pompeo.
El jefe de la diplomacia dijo que al principio China trató de minimizar el coronavirus con «un clásico esfuerzo de desinformación comunista, (y) eso creó un enorme riesgo».
«El presidente Trump es muy claro: haremos rendir cuentas a los responsables», concluyó.