Con los esfuerzos para consensuar una reforma migratoria pendiendo de un hilo, un grupo de senadores republicanos y demócratas develaron un compromiso el miércoles para proteger a los llamados «Dreamers» y aumentar la seguridad en la frontera, desafiando la dura postura del presidente estadounidense Donald Trump.
El compromiso, alcanzado tras varias horas de negociaciones a puertas cerradas, se produce cuando el destino de 1,8 millones de inmigrantes que llegaron de niños a Estados Unidos entra en un momento crucial en el debate sobre una reforma migratoria.
Trump había incrementado la presión el miércoles sobre el Senado, que debe lograr un consenso sobre un vasto proyecto de reforma de la ley migratoria para el viernes.
Dos proyectos de ley, el del presidente y el bipartidista, están sobre la mesa.
La clave está en cual de ellos logrará el apoyo de 60 de los 100 senadores antes del fin de semana.
La medida bipartidista, que cuenta con ocho patrocinadores republicanos y ocho demócratas, surgió de un grupo centrista denominado «coalición del sentido común».
«Nuestro proyecto de ley subraya el compromiso amplio y bipartidista para crear un camino hacia la ciudadanía de los Dreamers, que fueron traídos a este país (por sus padres siendo niños), mientras se fortalece la seguridad en la frontera para ayudar a detener el flujo de inmigrantes ilegales», dijo la senadora Susan Collins, una republicana fundadora de la coalición, en un comunicado.
El plan de Trump, presentado por el senador republicano Chuck Grassley, protege a los Dreamers y otorga fondos para construir un muro en la fronteriza con México, pero también acaba con la lotería de visas de residencia y restringe la reunificación familiar.
El proyecto bipratidista solo opera cambios limitados a la reunificación familiar, y no afecta la lotería de visas, dos temas «demasiado tóxicos políticamente», según el senador republicano Lindsey Graham.
Graham dijo a la AFP que había un «creciente consenso» en torno al proyecto bitartidista. «Creo que es el que tiene la mejor chance de obtener los 60 votos».
– Presiones –
Pero apoyar la iniciativa bipartidista colocaría a los legisladores oficialistas en contra del mandatario, quien urgió a sus huestes legislativas a oponerse a cualquier proyecto diferente al suyo.
«Solicito a todos los senadores, de los dos partidos, apoyar el proyecto Grassley y oponerse a toda legislación que no mencione los cuatro pilares -ello incluye toda medida de ‘emparche’ a corto plazo», afirmó Trump en un comunicado.
Eso llevó a un impasse en el Senado y a pensar que la Cámara Alta no lograría llegar al autoimpuesto plazo del viernes.
Además, aunque la iniciativa bipartidista fuera aprobada por el Senado y luego por la Cámara de Representante, el proyecto no tiene chance de ser promulgado por el presidente.
Los congresistas intentan desde hace meses acordar un proyecto de reforma que se acerque a los deseos de Trump pero que asegure un futuro para los 1,8 millones de jóvenes que fueron llevados ilegalmente a territorio estadounidense cuando todavía eran niños.
Unos 690.000 de ellos -apodados «Dreamers» (soñadores)- están protegidos desde 2012 por un estatuto temporal, el decreto «Daca» de Barack Obama. Los otros no se benefician con este programa, aunque son elegibles para él.
Pero Trump canceló el Daca en setiembre de 2017 y dio al Congreso hasta el 5 de marzo para lograr un acuerdo definitivo sobre la suerte de sus beneficiarios.
«Si al finalizar la semana no logramos un proyecto que pueda ser aprobado (…) la responsabilidad recaerá totalmente sobre el presidente y sus aliados en esta instancia», advirtió el jefe de la minoría demócrata, Chuck Schumer.
Los estadounidenses «saben que este presidente no solo creó el problema, sino que también parece estar en contra de toda solución que no sea 100% lo que él quiere», agregó.