El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reveló el martes su plan de paz para Medio Oriente basado en una solución de «dos estados», en la que otorga a Israel una serie de concesiones que provocaron un rotundo rechazo del lado palestino.
«Mi visión presenta (…) una solución realista de dos estados», dijo Trump, dando garantías sin precedentes a su «amigo», el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien dijo que este era «un día histórico».
Optimista, el mandatario estadounidense estimó que su iniciativa podría permitir dar «un gran paso hacia la paz».
Pero el movimiento Hamas, el primero en reaccionar en el campo palestino, lo rechazó de inmediato.
«No pasará», dijo luego el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, tras un encuentro en Ramalá entra las facciones palestinas, entre ellas los islamitas del Hamas. Abas ya había considerado «muerto» a la propuesta antes de conocerla.
Al menos trece palestinos resultaron heridos en choques con fuerzas israelíes durante las protestas en Cisjordania contra el plan de paz de Trump.
El mandatario estadounidense enfatizó su convicción de que los palestinos se merecen «una vida mejor». Agregó que había enviado una carta a Abas, instándole a aprovechar «una oportunidad histórica», quizás «la última», para obtener un estado independiente.
«Le expliqué que el territorio asignado para su nuevo estado permanecerá abierto y sin desarrollar (con colonias israelíes) por un período de cuatro años», dijo.
Fronteras
El futuro Estado palestino solo vería la luz del día bajo varias «condiciones», incluido «un claro rechazo al terrorismo», subrayó Trump al explicar su «muy detallado» plan de 80 páginas.
La Casa Blanca detalló que el plan propone un estado palestino «desmilitarizado».
Asimismo, publicó un mapa con las futuras fronteras que contiene unos 15 asentamientos israelíes, conectados al área de la Franja de Gaza por solo un túnel. Esto técnicamente cumpliría con la promesa de Trump de un estado palestino contiguo.
Jerusalén, en tanto, seguirá siendo «la capital indivisible de Israel», aseguró, aunque también propuso crear una capital del Estado palestino en Jerusalén Este, sin explicar cómo se conciliarán ambas cosas.
Los palestinos quieren hacer de Jerusalén Este, parte de la ciudad ocupada desde 1967 por Israel y luego anexada, la capital del futuro estado al que aspiran.
Tras el plan, la ONU anunció su apego a las resoluciones que ya ha tomado y a los acuerdos bilaterales sobre la creación de dos estados, Israel y Palestina, «que convivan en paz y seguridad dentro de las fronteras reconocidas, en base a las líneas definidas en 1967».
El primer ministro israelí, por su parte, enfatizó que el plan de la Casa Blanca le daría a Israel soberanía sobre el Valle del Jordán, una gran área estratégica de la Cisjordania ocupada donde el ejército israelí acaba de fortalecer su presencia.
De hecho, pedirá el domingo a sus ministros que aprueben la anexión de partes de Cisjordania ocupada, indicaron responsables israelíes a la AFP.
La Unión Europea (UE) reafirmó en tanto su disposición a trabajar por una solución de dos Estados y dijo que la iniciativa de EEUU «brinda la ocasión de relanzar los esfuerzos que se necesitan urgentemente para lograr una solución negociada y viable al conflicto israelo-palestino», dijo el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Por su lado, Rusia instó a Israelíes y palestinos a iniciar «negociaciones directas».
Los Emiratos Árabes Unidos, en tanto, calificaron al plan «importante punto de partida» mientras que Irán lo consideró «la traición del siglo».
Boicot palestino
Trump, un magnate inmobiliario que se jacta de ser un negociador sobresaliente, le confió hace tres años a su yerno y asesor Jared Kushner, elaborar la propuesta con la que pretende un «acuerdo final» entre israelíes y palestinos.
Pero el plan nació «muerto» para los palestinos y Abas se negó en los últimos meses de aceptar las ofertas de diálogo de Trump.
El primer ministro palestino, Mohammed Shtayyeh, instó el lunes a las potencias internacionales a boicotear el plan, que según él fue diseñado «para proteger a Trump de la destitución y proteger a Netanyahu de la prisión».
Trump enfrenta un juicio político en el Senado y Netanyahu lucha contra un creciente escándalo de corrupción.
Poco más de un mes antes de nuevas elecciones en Israel que se anticipan reñidas, Trump también recibió el lunes al principal rival de Netanyahu, Benny Gantz.
«Acuerdo del siglo»
Pero fue con «Bibi» que Trump eligió aparecer frente a las cámaras. «Señor presidente, su acuerdo del siglo es la oportunidad del siglo», dijo Netanyahu.
Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dijo el domingo que se reservaba el derecho de retirarse de los acuerdos de Oslo, que enmarcan sus relaciones con Israel.
Según el acuerdo provisional de Oslo II de septiembre de 1995 entre la OLP e Israel, Cisjordania se había dividido en tres zonas: A, bajo control civil y de seguridad palestino, B, bajo control de seguridad civil palestino e israelí, y C, bajo control civil y de seguridad israelí. Sin embargo, el plan de Donald Trump «transformará la ocupación temporal en ocupación permanente», denunció Saëb Erekat.
El proyecto estadounidense también fue rechazado por Hamás, el movimiento islamista que controla la Franja de Gaza, un enclave palestino de dos millones de habitantes separados geográficamente de Cisjordania, donde la autoridad de Abas es limitada.
El plan estadounidense «no se aprobará» e incluso podría llevar a los palestinos a una «nueva etapa» de su lucha, advirtió Ismail Haniyeh, líder de Hamás.