Entrevista con Jorge Mazariegos, pintor.
De tal palo tal astilla es un dicho adecuado para este artista guatemalteco de la nueva generación de paisajistas del país, quien encontró su inspiración en el estudio de su padre, el reconocido paisajista Jorge Mazariegos Rodríguez, logrando así continuar una tradición familiar que ha consolidado durante 35 años, con disciplina y constancia.
¿Cómo se define usted como pintor, cuál es su especialidad? Pintor es el que pinta, artista es el que crea; pienso que debe haber una combinación de ambas, buena factura, o como dirían… buena mano y buenas ideas. Mi especialidad es la pintura figurativa.
Usted es considerado de la nueva generación de paisajistas, ¿es difícil abrirse camino como pintor? Empecé a exponer paisajes en el año 1,982. Mi formación fue en el estudio de mi papá, el famoso paisajista Jorge Mazariegos Rodríguez, a los 8 años de edad, en 1,979; continuando así una tradición en la familia.
Todos los oficios y profesiones son difíciles si no hay disciplina y constancia; que es la base para el éxito. Esta carrera, que es de vocación, se dedica las 24 horas de los siete días en leer, investigar, hacer bocetos y dominar la técnica, cualquiera que se esté usando; ya sean óleos, acuarelas, pastel, crayones, tinta, etc.
Como una anécdota; en 1984 mi papá me regaló cuatro tubos de acuarela, amarillo limón, rojo alizarin, azul ultramar y negro marfil, con el fin de que practicara por un año para perfeccionar el medio y reforzar la mezcla de colores. El paisaje fue un tema que he trabajado durante 35 años. Pintar se vuelve una pasión, y es algo con lo que se respira todo el tiempo.
¿Qué consejos daría a las generaciones que quieren seguir este arte? Yo les diría: Ténganle fe a lo que hacen, amen lo que hacen, con pasión; el resto lo dará el trabajo y la constancia.
¿Cuáles son sus principales obras y sus proyectos? Considero que el último aporte importante a mi carrera ha sido la serie Testigos Urbanos, en la cual mi imaginario es el perro callejero, que me sirve de metáfora con el hombre para replantear situaciones de la vida misma y reflexionar a través de sus miradas.
Hablando de pintura, ¿quiénes son sus autores guatemaltecos preferidos?
Admiro mucho la obra de mi papá, que fue mi mentor; a Carlos Mérida, por su geometrismo, colorido y contenido formal; Efraín Recinos, por su fuerza en el color y formas; y Humberto Garavito, que es un referente importante en el paisaje de Guatemala.