El presidente de Chile, Sebastián Piñera, pidió perdón este martes y lanzó un poderoso paquete de medidas, que incluye un aumento inmediato de la pensión básica universal y la suspensión de un alza de la luz, para hacer frente al peor estallido social en décadas en el país, que ya suma 15 muertos.
Después de cinco días de masivas protestas, saqueos, incendios y enfrentamientos callejeros, que llevaron a su gobierno a declarar estado de emergencia y toque de queda, Piñera reconoció su incapacidad para anticipar el estallido y pidió perdón a los chilenos, que exigen en las calles profundas reformas sociales.
«Reconozco esta falta de visión y le pido perdón a mis compatriotas», afirmó el mandatario, en un mensaje al país en el palacio presidencial.
Haciendo eco de las exigencias callejeras, el mandatario derechista lanzó también un potente paquete de anuncios sociales, que considera mejorar las pensiones de los chilenos más pobres, suspender un aumento del 9,2% de las cuentas de la luz, complementar el salario mínimo, establecer un seguro para la compra de medicamentos y la imposición de mayores impuestos a los sectores de mayores ingresos.
Además, Piñera planteó la reducción de las dietas de los parlamentarios y altos sueldos de la administración pública junto a la disminución en el número de los congresistas y limitación de las reelecciones.
«Esta agenda social no solucionará todos los problemas que aquejan a los chilenos. Pero será un aporte necesario y significativo para mejorar su calidad de vida, y muy especialmente, la de los sectores más vulnerables y la clase media», afirmó Piñera, que enfrenta la mayor crisis política y social de un gobierno en democracia.
Los anuncios tienen lugar el mismo día en que el mandatario comenzó a jugar su carta política para intentar acallar las masivas protestas, con una reunión con la mayoría de los partidos políticos del país, del que se restó el partido Socialista (PS), el más grande de la oposición, el Frente Amplio (izquierda radical) y el Partido Comunista.
Protestas no ceden
Santiago y otras regiones de Chile enfrentaban este martes su cuarta noche de toque de queda, en medio de intensas protestas sociales que no ceden y suman 15 fallecidos, cuatro por balas disparadas por las fuerzas de seguridad. El resto, en incendios y saqueos, de acuerdo con la Fiscalía. La lista incluye un ciudadano peruano y otro ecuatoriano.
En lugares como Plaza Italia, Plaza Ñuñoa o el parque Araucano, en el este de Santiago, miles se dieron cita de forma pacífica, gritando: «Oh, oh, oh, Chile despertó…, Chile despertó», al ritmo de cacerolazos y bailes y solo con algunos incidentes aislados con la Policía.
La capital chilena y la mayoría de las 16 regiones de Chile se encuentran en estado de emergencia y 20.000 militares y policías contienen las violentas protestas, que continúan derivando en violentos saqueos e incendios en los barrios periféricos.
No son 30 pesos, son 30 años
Las manifestación comenzaron con fuerza el viernes pasado, por el alza del precio de la tarifa del metro en Santiago, de 800 a 830 pesos (1.17 dólares), pero derivaron en un mayor movimiento que pone sobre la mesa otras demandas sociales, sobre todo las bajísimas pensiones del sistema privado que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
«Lo que ocurre no es porque hayan subido el metro por 30 pesos. Viene ocurriendo desde hace 30 años. Tenemos el tema de las AFP [Administradoras de Fondos de Pensiones], de las colas en las clínicas, listas de espera en hospitales, el costo de los remedios, los bajos sueldos», dijo a la AFP, Orlando, un hombre de 55 años.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el sindicato más poderoso de Chile, y otras 18 organizaciones sociales convocaron a un paro general, huelgas y movilizaciones para el miércoles y jueves.
Con un transporte público limitado, el comercio y los bancos funcionando a medio gas y las protestas colapsando las calles, los chilenos salieron a trabajar o estudiar este martes soportando nuevamente largas filas y esperas, con una importante alteración de sus rutinas.
El metro de Santiago, fuertemente dañado tras las protestas, funcionaba solo con una de sus siete líneas y apoyado por 4,300 autobuses públicos y taxis.
Las clases escolares se mantenían suspendidas en cerca de 50 comunas de la capital chilena, mientras que una decena de universidades cerraron. Hospitales y policlínicas funcionan con normalidad.
Los mercados, en tanto, retornaron a la calma, tras protagonizar un desplome el lunes. En efecto, la Bolsa de Santiago cerró con un alza de 0.80% tras caer 4.61% el lunes, mientras que el peso lo hizo en 724.3 unidades por dólar, contra 727 la jornada anterior.
Pero el Campeonato del fútbol chileno sumará su segundo fin de semana sin acción.