Una semana después de que se celebrara la segunda vuelta de las elecciones generales de Perú, el país continúa sin saber quién será su nuevo presidente, alargando así un poco más una de las crisis institucionales más longevas de la región y con la candidatura de Pedro Castillo alertando de manejos entre bambalinas para impedir que su líder sea el nuevo inquilino de Casa Pizarro, el primero de izquierdas en los últimos 20 años.
El último recuento de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con todas las actas ya procesadas y el 99.93 contabilizadas, coloca a Castillo con cerca de 49,500 votos más que Keiko Fujimori, quien en los últimos días y tras conocer que su rival se ponía por delante ha estado esparciendo las teorías de fraude electoral.
No obstante, las denuncias de Fujimori han sido recibidas con cierta incredulidad y rechazo por parte de los organismos electorales del país, así como por la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) presente el domingo pasado para acompañar la jornada de votación.
Castillo, con el 50.14 por ciento de los votos, ha pedido a lo largo de este fin de semana «paciencia» a sus electores y les ha conminado a «no caer en la provocación» en una «momento crítico» para el devenir del país, que en los últimos cuatro años ha tenido cuatro presidentes y sus seis últimos han sido procesados por corrupción.
Polarización
La polarizada situación que vive Perú ha vuelto a quedar de manifiesto durante la campaña electoral previa a la segunda vuelta y con el resultado tan apretado de los comicios, con las actuales autoridades pidiendo a ambos candidatos responsabilidad de Estado para que la situación continúe a través de los cauces democrático.
En un intento por evitar que la situación no se torne irreversible y se puedan repetir los episodios de violencia vividos en noviembre del año pasado durante las protestas por la moción de censura contra Manuel Merino, el actual presidente Francisco Sagasti, ha llegado incluso a recurrir al escritor Mario Vargas Llosa para que intermedie, aunque el premio Nobel ya le ha manifestado a toda la opinión pública que apoya a Fujimori.
La líder de Fuerza Popular, con 49.86 de los votos, espera poder revertir el resultado actual después de solicitar al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) la nulidad de 802 mesas electorales por supuestas «irregularidades», que representan unos 200.000 votos, que sumadas a otras solicitudes bajo análisis, supondrían unos 500,000 votos todavía en juego.
«Perú es un nuevo epicentro de confrontación entre el comunismo y una economía libre, entre el control de la prensa y la libertad de expresión», aseguró este fin de semana Fujimori durante un encuentro con la prensa internacional, en donde acusó a la «izquierda internacional» de «tratar de torcer la voluntad popular».
Caso Lava Jato
Esta semana también se ha conocido que el equipo especial Lava Jato de la Fiscalía peruana ha solicitado la prisión preventiva contra la líder conservadora al considerar que habría violado uno de los términos de su libertad condicional, el de reunirse con algunos testigos del caso por la que está siendo investigada por financiación ilegal de sus campañas electorales de 2011 y 2016.
Mientras tanto, este domingo el JNE ha publicado la distribución del Congreso para los próximos cinco años, con el partido de Castillo como fuerza con mayor representación, 37 diputados, seguido del partido de Fujimori con 24. Está previsto que el nuevo presidente y la cámara asuma sus cargos el 28 de julio, día en el que Perú conmemora el bicentenario de su independencia.
El arco parlamentario, formado por 130 asientos, se encuentra ampliamente fraccionado, con hasta diez grupos, incluyendo Perú Libre y Fuerza Popular, por lo que el vencedor de estas elecciones deberá buscar alianzas políticas inesperadas si quiere sacar adelante alguna de sus políticas.