El español Arturo Pérez-Reverte presentó este martes «Línea de fuego», una ambiciosa novela coral en la que desentraña la complejidad de los combatientes de la Guerra Civil española frente al discurso político «maniqueo» de los últimos tiempos.
Tras abordar el tema de manera más tangencial en «El tango de la guardia vieja» (2012) y en las novelas de espías «Falcó» (2016) y «Eva» (2017), el prolífico escritor decidió zambullirse de lleno en la contienda de 1936-1939.
Un conflicto que él, nacido en 1951, conoció por boca de sus familiares, combatientes en los dos bandos enfrentados -el franquista, a la postre vencedor, y el republicano-, y cuya memoria directa se propuso recuperar ahora que muchos de sus protagonistas han fallecido.
Con ayuda de esos testimonios y de las siete guerras civiles que él mismo cubrió como corresponsal, entre ellas las de El Salvador y Bosnia, el autor de «El capitán Alatriste» decidió situar la acción de su novela durante 10 días de la batalla del Ebro.
Uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil española, en el que en un lapso de tres meses y medio del año 1938 perdieron la vida unas 20,000 personas de ambos bandos.
A lo largo de 680 páginas, Pérez-Reverte despliega una rica galería de personajes jóvenes que hablan, disparan, pasan sed y hasta se permiten momentos de humor, como cuando se cantan coplas de una trinchera a otra.
Sin olvidar a los mandos de uno y otro lado, hombres crueles en su forma de presionar a los soldados, y sorprendentes por «la facilidad con la que echaban la carne al matadero», tal como dijo el autor.
Luchar por lo inmediato
En la presentación ante la prensa en Madrid, Pérez-Reverte insistió en la complejidad de aquella contienda, en cómo los combatientes se encontraron de un lado u otro por casualidad u obligados, y cómo peleaban no en nombre de grandes abstracciones, sino por motivaciones concretísimas, cosa que observó a menudo como reportero de guerra.
«Nunca jamás he visto a nadie morir por la patria, por Dios, por la bandera», sino «por un cigarrillo, porque siento rencor, porque estoy asustado, porque quiero salir de aquí», por vengar a alguien cercano. «Luchaban por cosas muy inmediatas», apostilló.
Pérez-Reverte criticó por ello «el discurso partidista y miserable que unos y otros nos están intentando colocar desde hace un tiempo», en una España donde los políticos de izquierda y de derecha suelen utilizar la Guerra Civil como arma arrojadiza.
Sin querer sentar cátedra -«no soy historiador», enfatizó-, Pérez-Reverte afirmó eso sí querer «desideologizar» a «la gente que estuvo luchando», y en definitiva el relato de una guerra «que no ganó nadie».
«La ganó (el dictador Francisco) Franco, los militares de su entorno y la gente que estaba con él, es decir, el núcleo rector de ese bando» ultraconservador que se alzó en armas contra la Segunda República (1931-1936). Frente a ellos, «perdieron los jóvenes de los dos bandos, perdimos todos, nuestros abuelos perdieron la guerra, da igual dónde estuvieran».
El libro, publicado por Alfaguara, salió en librerías en España este martes, con una tirada de 150,000 ejemplares.
Para Latinoamérica se ha dispuesto una tirada inicial de 50.000 ejemplares, que saldrán a la venta a lo largo del próximo mes y medio, según la editorial.