Ciudad del Vaticano, Santa Sede |
El papa Francisco lavó los pies en una cárcel de las afueras de Roma a doce detenidos, entre ellos varios arrepentidos de la mafia, en ocasión del rito del Jueves Santo.
«Todos somos pecadores, todos tenemos nuestros límites y nuestros defectos», reconoció el papa Francisco ante los presos de la cárcel de Paliano, en Frosinone, no muy lejos de la capital italiana.
El tradicional rito fue celebrado en forma privada y sin la presencia de cámaras de televisión, precisó el Vaticano.
«Hoy, por la calle, la gente decía que está llegando el ‘capo’, el jefe de la Iglesia…. No hay que bromear con ello, el jefe, ‘el capo’ de la Iglesia es Jesús. Y yo, como Jesús, como un párroco, voy a lavar los pies a los fieles. Se invierte todo, el que parece más grande hace el trabajo del esclavo, porque así se siembra amor», explicó a los presos.
Entre los doce escogidos para que el papa les lavase los pies figuraban tres mujeres y un musulmán, así como un argentino y un albanés.
La cárcel alberga en total unos cincuenta detenidos que por pertenecer a la mafia cumplen largas condenas, las cuales fueron reducidas por colaborar con la justicia italiana. También aloja a un grupo de enfermos de tuberculosis que reciben tratamiento.
Francisco ha pedido en numerosas ocasiones a los jefes de la mafia italiana que cambien sus vidas, y considera un deber de la iglesia dar alivio y cercanía a los presos.
Desde que fue elegido pontífice en 2013, el papa argentino ha aprovechado el rito del Jueves Santo, que conmemora la última cena de Jesús con los doce apóstoles antes de ser arrestado y condenado a muerte, para visitar cárceles y enfermos, tal como lo hacía en Argentina.
– «Todos somos pecadores» –
El encuentro con los detenidos además sirvió de ocasión para una reflexión sobre el papel de la Iglesia, que según recalcó este jueves en una entrevista al diario italiano La Repubblica, debe estar con «los últimos, los marginados, los descartados».
«Cuando voy a visitar a los detenidos, sé que muchos piensan que son gente culpable. Pero todos somos pecadores. Quien no tenga culpa que arroje la primera piedra», dijo.
«Todos tienen derecho a equivocarse. Todos hemos hecho el mal en una forma u otra», advirtió Francisco.
El papa presidió en la mañana del jueves la llamada misa Crismal en la basílica de San Pedro, durante la cual bendijo los santos óleos que se usan para los sacramentos durante todo el año.
Las celebraciones de Semana Santa continuarán el viernes con el tradicional Vía Crucis alrededor del Coliseo romano que conmemora el calvario de Cristo antes de la crucifixión.
En esta ocasión las meditaciones han sido elaboradas por una biblista francesa que ha decidido no usar las estaciones tradicionales, sino un elenco distinto al que habitualmente se sigue.
La Semana Santa este año empezó en forma amarga para los católicos por los atentados en Egipto reivindicados por el grupo Estado Islámico yihadista (EI) contra dos iglesias coptas y que causaron la muerte de 45 personas.
A pesar del clima de inseguridad, el papa confirmó su viaje a Egipto del 28 y 29 de abril.