El papa Francisco condenó este domingo desde Bari, en el sur de Italia, la guerra que azota a los países que asoman sobre el Mediterráneo y tildó de hipócritas a aquellos que «hablan de paz y venden armas».
«La guerra es contraria a la razón, es una locura y es un sinsentido al que no podemos resignarnos nunca», agregó.
La condena del papa fue pronunciada durante su viaje relámpago de un día a esa ciudad de la región de Apulia para participar en el encuentro «El Mediterráneo, frontera de la paz», organizado por la conferencia episcopal italiana con 59 obispos provenientes de 20 países.
En su discurso el papa improvisó para referirse al «gran pecado de la hipocresía», porque muchos países «hablan de paz y venden armas a los que están en guerra», dijo.
El pontífice argentino reiteró su no a la guerra y quiso sacudir las conciencias ante «las divisiones» y «las desigualdades» que afectan a esa región que definió «El Mare Nostrum, el lugar físico y espiritual en el que se formó nuestra civilización, como resultado del encuentro de diferentes pueblos», comentó.
Al referirse a esta área amenazada por muchos focos de inestabilidad y guerra, tanto en Oriente Medio como África, el pontífice mencionó el conflicto entre Israel y los palestinos.
«Tampoco podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por lo tanto, amenazantes de nuevas crisis», advirtió.
Francisco admitió también que le «dan miedo» los discursos de los líderes populistas porque le recuerdan «los mensajes de odio de los años 30 del pasado siglo», dijo al referirse al nazismo y al fascismo.
Por la paz y contra los extremismos
Desde la ciudad de San Nicolás, ante numerosos patriarcas, el papa pronunció uno de sus discursos más pacifistas.
La guerra «es una verdadera locura, porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas», recalcó.
El pontífice argentino aprovechó también para defender de nuevo a los migrantes, a los que «más sufren en el área del Mediterráneo, los que huyen de la guerra o dejan su tierra en busca de una vida humana digna», recordó.
Las palabras del papa, pronunciadas ante prelados de países con conflictos diferentes y complejos, resultan también un llamado fuerte a la paz y al diálogo.
«No hay alternativa posible a la paz», dijo tras instar a todos los miembros de la Iglesia católica a comprometerse a «desarrollar una teología de la acogida y del diálogo».
Para Francisco, el Mediterráneo «es el mar del mestizaje», culturalmente abierto, por lo que acusó a los «extremismos y fundamentalismos», a «la debilidad de la política» y a los «sectarismos» entre las «causas del radicalismo y terrorismo».
«La retórica del choque de civilizaciones sólo sirve para justificar la violencia y alimentar el odio», advirtió.
El llamado del papa por la paz fue dirigido en forma particular a Siria.
«Mientras estamos reunidos aquí para rezar y reflexionar sobre la paz y el destino de los pueblos del Mediterráneo, al otro lado de este mar, especialmente en el noroeste de Siria, está ocurriendo una gran tragedia», se lamentó.
«Hay que silenciar el estruendo de las armas y escuchar el llanto de los pequeños y los indefensos; para que dejen de lado los cálculos y los intereses y se protejan la vida de los civiles y de los muchos niños inocentes que pagan las consecuencias», subrayó el pontífice.