Pandilleros guatemaltecos encarcelados en una prisión conocida como «El Infiernito» liberaron este martes a 10 guardias del Sistema Penitenciario (SP) que tenían como rehenes en rechazo al traslado de líderes para impedir extorsiones desde la cárcel.
El vocero del ministerio de Gobernación (Interior), Vinicio Pacheco, dijo a periodistas que la liberación fue de forma pacífica y sin derramar sangre en ese penal, ubicado en el sureño departamento de Escuintla.
«Por instrucciones del presidente Alejandro Giammattei, el ministro y viceministro de Gobernación, Oliverio García Rodas y Gendri Reyes, respectivamente, se apersonaron a la la cárcel ‘El Infiernito’, logrando la liberación de los 10 agentes del Sistema Penitenciario (SP)«, afirmó.
Pacheco aseguró que el titular de la cartera recordó que «no estamos para tolerar ni negociar con delincuentes y la recuperación y control de las cárceles continuará».
No obstante, no se divulgaron detalles de la negociación, cuyos pormenores indicó que se darán a conocer a lo largo de la jornada.
Los guardias salieron por una ventana vestidos con playeras y en su mayoría en pantaloneta, en tanto el uniforme lo llevaban en una bolsa negra de plástico.
La toma de los guardias como rehenes se dio el lunes horas después que las autoridades trasladaran a unos 40 líderes de la pandilla Barrio 18 desde el Centro Preventivo para Hombres de la capital hacia otras prisiones del país.
El vocero del SP, Carlos Morales, comentó que el objetivo es que los líderes pandilleros estén en distintas cárceles para combatir las extorsiones, pues serán reubicados en lugares donde no tienen comunicación telefónica con el exterior.
Según Morales, los pandilleros dirigían desde prisión el cobro de extorsiones a comerciantes, taxistas y transportistas.
El presidente del país, Alejandro Giammattei, en un mensaje a la nación la noche del lunes instó a los pandilleros a deponer la medida. De lo contrario «tendremos que tomar todas las medidas que estén a nuestro alcance para asegurar la preservación de la vida de los rehenes», advirtió.
El gobernante fue enfático en que no dará marcha atrás en la dispersión de «los jefes responsables de asesinatos y violencia«.
Datos oficiales indican que el narcotráfico y las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, dedicadas a la extorsión y el sicariato, provocan casi la mitad de las 3,500 muertes violentas que ocurren cada año en Guatemala.
Giammattei, en su discurso de toma de posesión en enero pasado, propuso impulsar en el Congreso tipificar a las pandillas como grupos terroristas, pero aún no ha concretado la iniciativa.