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Washington, Estados Unidos
Apuntalados por el apoyo de Donald Trump, decenas de miles de militantes antiaborto se manifestaron el viernes en Washington, convencidos de tener vientos a favor y de poder garantizar una demostración de fuerza.
«Estamos viviendo un momento histórico para la defensa de la vida», lanzó desde un podio Mike Pence, el primer vicepresidente de Estados Unidos que asiste a esta «March for Life», la gran reunión anual de quienes se oponen a la interrupción voluntaria del embarazo.
«La vida está ganando nuevamente en Estados Unidos», agregó Pence, exgobernador de Indiana, conservador y acérrimo defensor de los valores de la familia tradicional.
El triunfo electoral de Trump y un Congreso controlado por opositores al aborto establecieron un nuevo contexto político, que dio nuevas esperanzas a los miles de presentes en el National Mall, en las cercanías de la Casa Blanca.
«Esperamos que se aprueben leyes para proteger a los niños no nacidos, leyes que tomen en cuenta a todas las mujeres que viven una crisis de embarazo, que no saben a dónde acudir y no son conscientes de que hay alternativas (al aborto)», dijo a la AFP Carol Bracken, una de los participantes.
Venida desde el estado de Connecticut, esta profesora de 57 años tenía una pancarta que decía: «El aborto detiene un corazón y destroza otro».
Como ella, los manifestantes procedentes de todo Estados Unidos se preparaban a marchar entre la Casa Blanca y el Corte Suprema de Justicia, dos instituciones de las que esperan mucho ahora.
En particular, el movimiento antiaborto espera que el nuevo ejecutivo deje de financiar Planned Parenthood, la mayor red de planificación familiar de Estados Unidos.
«Llegó el momento para nosotros de restaurar el respeto a la vida», afirmó Michael O’Dea, un funcionario de una asociación católica del estado de Michigan que propone una cobertura de salud alternativa a Obamacare.
La multitud estaba conformada en especial por cientos de estudiantes de instituciones escolares católicas, que en algunos casos llegaron a la capital federal tras horas y horas de autobús.
Previamente este viernes, el presidente Donald Trump había dado un espaldarazo a la marcha en un tuit: «La #MarchaPorLaVida es muy importante. A todos los que marchan hoy: ¡tienen mi apoyo absoluto!».
El mandatario ya les había dado su primera satisfacción el lunes al firmar entre sus primeros decretos la prohibición de financiación de las ONG internacionales que apoyan el aborto.
Además, Trump también se prepara para nombrar el jueves a un magistrado del Tribunal Supremo y se comprometió a elegir entre candidatos contrarios al aborto. Sin embargo, también hubo manifestaciones dentro de la marcha, en contra del presidente, aunque siempre a favor de la vida.
La «Marcha por la Vida» tiene lugar seis días después de la Marcha de las Mujeres, que reunió también en la capital a medio millón de mujeres que abogan por sus libertades, entre ellas las reproductivas.
La Marcha de las Mujeres sorprendió por su magnitud y la «Marcha por la Vida» pretende hacer lo mismo, pero teniendo en cuenta la pequeña superficie del National Mall que ocupaban los activistas contra el aborto, la apuesta parecía imposible.
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