Oposición vuelve a las calles para oponerse a Constituyente de Maduro

Caracas, Venezuela | AFP |

La oposición venezolana se lanzará de nuevo a las calles este miércoles, esta vez para protestar contra la convocatoria del presidente Nicolás Maduro a una Asamblea Constituyente, que considera un «fraude» para eludir las elecciones y afianzarse en el poder.

Bajo el lema «Contra el fraude constituyente», la dirigencia opositora llamó a sus seguidores a concentrarse en una estratégica autopista del este de Caracas, para luego marchar hacia un sitio que no quiso revelar.

«Todas las dictaduras caen. Esta pantomima que quiere convocar no puede quitarnos nuestra mayor fortaleza: el pueblo en la calle», declaró Freddy Guevara, vicepresidente del Parlamento, único poder del Estado controlado por la oposición.

Acosado tras un mes de marchas opositoras que exigían elecciones generales, Maduro convocó el lunes una Asamblea Nacional Constituyente «popular», cuyos 500 asambleístas serán elegidos por sectores sociales y municipalidades.

«Es un fraude madurista. Como no pueden ganar elecciones quieren imponer el modelo electoral cubano para perpetuarse en el poder», aseguró el líder opositor Henrique Capriles, al animar a sus seguidores a la protesta.

Ninguna de las marchas realizadas por la oposición desde el 1 de abril ha logrado llegar al centro de Caracas -donde están las sedes de los poderes públicos- pues son bloqueadas y dispersadas con gases lacrimógenos por las fuerzas de seguridad.

Las marchas de la oposición han sido reprimidas por las fuerzas de seguridad y el número de muertos supera los treinta.

Las protestas ocurren en medio de una seria crisis económica que socavó la popularidad de Maduro, cuyo gestión rechaza, según sondeos privados, más del 70% de venezolanos, cansados de la escasez de alimentos y medicinas, la inflación más alta del mundo y la criminalidad.

– «Una Constituyente de paz» –

Veintinueve personas murieron y cientos resultaron heridas en hechos violentos vinculados a las protestas (choques entres manifestantes y fuerzas de seguridad, tiroteos y saqueos), de lo cual se responsabilizan mutuamente gobierno y oposición.

«La oposición decidió irse al extremismo. Hoy están en la fase de pasar a una insurgencia armada y ante esa grave circunstancia el único camino para garantizar la paz es una Asamblea Nacional Constituyente», dijo Maduro la noche del martes.

El mandatario socialista dijo haber hecho «todo» por un diálogo, pero los opositores «se negaron mil veces». «Les tiendo una mano salvadora para que vengan a la Constituyente de paz», añadió.

Pero para algunos analistas la convocatoria de Maduro podría escalar el conflicto, que ya despierta gran preocupación en la comunidad internacional.

Argentina, Chile y Estados Unidos estimaron que la Constituyente agravará la crisis. Brasil la calificó de «golpe» y Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) -de la que Venezuela inició su retiro- de «fraudulenta».

Naciones de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) respaldaron el diálogo en una reunión en San Salvador el martes, pero la ausencia de siete países impidió adoptar una declaración.

La oposición anunció que redoblará su ofensiva internacional, denunciando que la Constituyente es una «consolidación del golpe» que el chavismo inició cuando el máximo tribunal de justicia tomó temporalmente las funciones del Parlamento. Fue esa la chispa que encendió las protestas.

– … o táctica dilatoria –

Los opositores han reclamado en la calle elecciones, pero el sorpresivo llamado de Maduro a la Constituyente deja en el limbo el cronograma electoral: los pendientes comicios de gobernadores que debieron realizarse en 2016, los de alcaldes de 2017 y los presidenciales de 2018.

«Es una táctica dilatoria chimba (tramposa) para zafarse de la presión del pueblo pidiendo elecciones», aseguró el constitucionalista Juan Manuel Rafalli.

Aunque una Constituyente se convoca para transformar el Estado y redactar una nueva Carta Magna, Maduro asegura que reforzará la Constitución de 1999, impulsada por el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) para «profundizar la revolución».

Constitucionalistas como José Ignacio Hernández y Rafalli sostienen que para ello no es necesario una Constituyente, pero ésta le «garantiza» al gobierno una concentración del poder aún mayor.

«La trampa está en el carácter sectorial y territorial. Sería una Constituyente de movimientos afectos a Maduro. Eso la hace fraudulenta», agregó Rafalli, al asegurar que «no se respetará el voto universal» como se hizo con la de 1999.

El presidente, que entregará al poder electoral las bases con que serán escogidos los asambleístas, asegura que será una Constituyente que irá «más allá de la base burguesa y representativa».

En medio de la polémica, la Fuerza Armada, poderoso aliado de Maduro, calificó la Constituyente como una «propuesta revolucionaria, constitucional y profundamente democrática».

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