Cannes, Francia
La película guatemalteca Nuestras madres, del director César Díaz, hizo historia este sábado al ser premiada con la Cámara de Oro del Festival de Cannes, que recompensa a la mejor ‘ópera prima’.
La cinta, la primera que presenta Guatemala en el mayor certamen de cine del mundo, se centra en la búsqueda de los desaparecidos en las masacres de poblaciones mayas.
Ya fue recompensada el miércoles en la Semana de la Crítica, sección en la que competía, con el premio de la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos de Francia.
Díaz dedicó el premio a las «250 mil víctimas del genocidio guatemalteco, y a esas mujeres que siguen en pie y que nos dan una gran lección de vida».
Nuestras madres cuenta la historia de un joven investigador que intenta identificar a víctimas enterradas en fosas comunes durante la guerra civil, un conflicto que desangró al país centroamericano entre 1960 y 1996 y dejó 200.000 muertos y desaparecidos.
Ernesto trabaja en el instituto médico forense, identificando las osamentas halladas en cementerios y fosas comunes. Su padre, un militante político, es uno de los desaparecidos. Una señora indígena que acude a él para buscar a su marido, le da una pista sobre dónde podría encontrarse el cuerpo de su padre.
Díaz, hijo de desaparecido, explicó el martes a la AFP que la película surgió de la necesidad de hablar de uno de los periodos más sombríos de la historia de su país.
«Se ha hablado mucho de las dictaduras chilena, argentina… Pero la dictadura guatemalteca no la conocemos», dijo.
«También tenía que ver con la necesidad de explorar qué es lo que sucede cuando no conocemos nuestros orígenes», agregó.
Para Díaz, ser hijo de desaparecido lo ayudó a preparar la película: «Conoces exactamente cuál es el sentimiento que esos personajes tienen. Lo que sucede en las desapariciones es que siempre queda una esperanza. Siempre te cuentas una historia: no desapareció, se fue, se salvó, está en un hospital, perdió la memoria, se fue del país… Mientras la ciencia no llegue y te diga ‘estos huesos son tu marido, tu papá, tu hermano’, es muy difícil encarar un proceso de duelo».
El cine guatemalteco empieza a abrirse paso en los festivales de cine: el director Jayro Bustamante (Ixcanul) presentó por su parte este año en la Berlinale su última película, Temblores, sobre la represión social a los homosexuales en su país.
Según Díaz, Bustamante «abrió el camino porque tuvo la suerte, como yo, de estar en Francia. Ya había, sin embargo, otras personas que habían abierto un poco el camino: Julio Hernández, con Gasolina, o con Polvo, aseguró.
«Somos una generación que tuvo que salir para poder desarrollarse, y que ahora estamos regresando para decir que lo que nosotros aprendimos lo podemos multiplicar allá, y desarrollar una buena industria», agregó.
La última película latinoamericana en alzarse con la Cámara de Oro fue La tierra y la sombra, del colombiano César Acevedo, en 2015.