El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, afirmó el miércoles que su país no busca una guerra comercial y que la decisión de aplicar aranceles de importación al acero y el aluminio fue «cuidadosamente analizada».
«Nosotros no buscamos una guerra comercial», dijo Ross en una entrevista con la cadena CNBC, tras la dimisión el martes de Gary Cohn como principal asesor económico del presidente Donald Trump, debido a su desacuerdo con la medida.
«Queremos buenas relaciones con nuestros aliados», agregó y explicó que Estados Unidos quiere aumentar su producción de acero para evitar un aumento del precio del metal.
Con respecto a la renuncia de Cohn, Ross dijo que no se trata de «una revolución palaciega» y que el asesor «consideraba desde hacía cierto tiempo» su partida.
De acuerdo con los medios, Ross y Peter Navarro, asesor de comercio de Trump, jugaron un papel determinante y tras bambalinas para convencer al mandatario de anunciar los aranceles, sin informar a Cohn.
«Esta no será una gran guerra comercial», aseguró Ross.
«El presidente no habría exteriorizado su voluntad de ser flexible ante Canadá y México si solo buscara medidas extremas», agregó.
El aumento de los aranceles para el acero y el aluminio fue una idea «cuidadosamente analizada», dijo.
Ross señaló que Canadá y México podrían ser eximidos de estos aranceles si se mostraban dispuestos a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de una forma más favorable a Estados Unidos.
Poco después de las declaraciones de Ross, el Departamento de Comercio anunció que Estados Unidos registró en enero su mayor déficit comercial en nueve años.
El saldo del intercambio comercial de Estados Unidos con el resto de mundo, crónicamente deficitario, aumentó 5% en un mes, al situarse en 56.600 millones de dólares en enero.
Trump afirmó en un tuit este miércoles que el déficit comercial había alcanzado los 800.000 millones el año pasado, y achacó la responsabilidad a sus antecesores en la Casa Blanca.
La UE se prepara a responder a Trump con el bourbon o el jugo de naranja de EEUU
Bruselas, Bélgica | AFP |
Whisky bourbon, jugo de naranja e incluso mantequilla de maní. La UE ultimó este miércoles su lista de productos estadounidenses a los que impondría aranceles en respuesta a los esbozados por Washington contra el acero y el aluminio europeos.
«En una guerra comercial, no hay vencedores», afirmó en rueda de prensa la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, quien dijo esperar que la UE quede fuera finalmente de las medidas anunciadas por el presidente estadounidense, Donald Trump.
La semana pasada, el inquilino de la Casa Blanca anunció su intención de imponer aranceles de un 25% a las importaciones de acero y de un 10% a las de aluminio, sin dar más detalles sobre los países afectados.
Para Malmström, que se limitó a presentar las medidas que el ejecutivo comunitario estaría dispuesto a adoptar de confirmarse la voluntad de Estados Unidos, «esto perjudicaría a las relaciones transatlánticas».
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, urgió desde Luxemburgo a los «políticos a ambos lados del Atlántico» a «actuar con responsabilidad». «Las guerras comerciales son malas y fáciles de perder», subrayó.
La víspera, Trump defendió su anuncio, al considerar «muy, muy injusta» la relación comercial con los 28 países europeos. «Nos hacen casi imposible hacer negocios con ellos y, sin embargo, enviaron sus autos y todo lo demás a Estados Unidos», agregó.
El proteccionismo del presidente estadounidense no es compartido por toda su administración. Su principal consejero económico, Gary Cohn, dimitió ese mismo día, tras mostrar su disconformidad con la decisión de gravar las importaciones siderúrgicas.
Los europeos exportan cada año unos 5.000 millones de euros (6.200 millones de dólares) de acero y 1.000 millones de aluminio a Estados Unidos, por lo que las medidas estadounidenses, que la UE considera proteccionistas, podrían perjudicarla en unos 2.800 millones de euros, según la Comisión.
Además de complicar el acceso de la industria siderúrgica europea al mercado estadounidenses, los aranceles de Trump podrían implicar el desvío a Europa de la producción de otros países que ya no encontrarían beneficios en Estados Unidos.
– Lista para reequilibrar –
La primera respuesta de Bruselas es la adopción de medidas de «reequilibrio» para compensar en valor el perjuicio causado, en virtud, a su juicio, de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En concreto, se trataría de imponer determinados productos estadounidenses para enviar un mensaje político a su presidente, entre ellos aquellos fabricados en los territorios más favorables a Trump. Esta primera medida necesitaría unos tres meses para entrar en vigor.
La idea de Bruselas es maximizar el impacto político en Estados Unidos de estas medidas de represalia, minimizando sus efectos en los consumidores europeos.
«Hay una lista provisional que está siendo debatida» y será «pública dentro de poco», apuntó la comisaria europea, precisando que el inventario cuenta con productos siderúrgicos, industriales y agrícolas.
En ella habría «algunos tipos de bourbon (…), así como artículos como la mantequilla de maní, arándanos y jugo de naranja», precisó Malmström, quien asume las competencias de Comercio de todos los países del bloque.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya había avanzado que la respuesta europea podría tener también en el punto de mira productos como las motos Harley-Davidson o pantalones vaqueros Levi’s.
En la práctica, la lista de productos estudiada por la UE no menciona ninguna empresa, sino que utiliza términos aduaneros más generales como «pantalones, de trabajo, de algodón, para hombres».
– Salvaguardia –
«No podemos adoptar decisiones definitivas en base a esta lista mientras Estados Unidos no haya realizado un anuncio oficial», insiste una fuente europea.
Además de las medidas de represalia, la UE podría también adoptar medidas de «salvaguardia» para proteger su industria, una decisión que tardaría también algunas semanas en entrar en vigor.
Esto consistiría en limitar temporalmente las importaciones de acero y aluminio a Europa para preservar estos sectores de sus competidores extranjeros, como autoriza la OMC.
Finalmente, Bruselas podría presentar una demanda, quizás con el resto de países afectados, ante la OMC, un procedimiento que suele tomar dos años.
«Pueden hacer lo que quieran pero, si lo hacen, impondremos una gran tasa del 25% sobre sus autos y, créanme, no seguirán haciéndolo durante mucho tiempo», respondió el martes Trump a un periodista que le preguntó sobre el tema.