Nicaragua busca posicionarse entre los mejores productores de café

Nicaragua se abre camino en la producción de cafés especiales, de la mano de una nueva generación de caficultores que buscan aprovechar factores de clima, variedades de mejor calidad y la tecnología para posicionarse entre los mejores granos del mundo. 

«Comencé de cero un emprendimiento de cultivar café con mi hermano, vendíamos la producción a entre 70 y 120 dólares el saco (46 kilos). Luego vi que la vocación de la finca se prestaba para producir café especial y apuntamos a eso», declaró el caficultor Saulo Zeledón, de 37 años, a AFP. 

El cambio a un grano de alta calidad «lo hemos hecho en menos de cinco años con decisiones rápidas y datos de la actividad», agregó Zeledón, un entusiasta del uso de la tecnología en el cultivo.

Nicaragua lidera la producción de cafés especiales con una nueva generación de productores que aprovechan el clima, variedades de mayor calidad y tecnología.

El café que produce Zeledón en su finca «Los Ciprés de doña Graciela», localizada a mil metros de altura en el municipio norteño de Aranjuez, ha obtenido 88 puntos de calidad por catadores y compradores de Estados Unidos.

Ante la falta de estudios en el país sobre las mejores prácticas de cultivo y comercialización, Zeledón dedica tiempo a conocer otras experiencias en países cafeteros como Colombia, Brasil y Ecuador. 

Su buena calificación le ha permitido vender en últimos dos años, lotes de café a más de 250 dólares el saco. 

Tras egresar en 2012 de la escuela agrícola El Zamorano, Víctor López de 27 años asumió la administración de una finca cafetera familiar de más de 200 hectáreas, enclavada en una montaña a 1.300 metros de altura en el departamento de Jinotega (norte). 

Oportunidad de oro

López introdujo cambios en la finca, con variedades de café de mejor calidad, fertilización, fermentado, reducción del uso de químicos y mejoras en el corte. Su esfuerzo se reflejó en una calificación de 90 puntos en marzo, durante una rueda de negocios denominada B2B (businesses to businesses) con catadores nacionales. 

«Estamos hablando de un café de especialidad superior no solo por sus características básicas de sabor, aroma, dulzura, cuerpo y acidez, sino por la complejidad de sabores exóticos a frutas como piña, flores y cítricos que posee la taza», explicó López. 

Su finca Los Papales es un laboratorio que incorpora toda la cadena productiva desde siembra, beneficio, tostado, catación y ventas directas.

Contó que gracias a ello ha podido vender su aromático a entre 250 y 1.000 dólares por saco.

La producción de café de Nicaragua se concentra en los departamentos de Jinotega y Matagalpa (norte), con 78%, mientras la región de Las Segovias (noreste), con 14%, está a la vanguardia con el grano de calidad, cultivado en altitudes de mil a 2 mil metros.

Las condiciones de clima y geografía de montaña, suelos húmedos, altura y cultivo bajo sombra son las más aptas para el cultivo de café y obtener un excelente aroma, fragancia y acidez en una taza balanceada, según caficultores.

«La mayoría del café arábiga que se produce en Nicaragua es especial, pero no se vende como tal, no hay una normativa que determine cuál café es especial o convencional», dijo a la AFP, el presidente de la Asociación de Cafés Especiales de Nicaragua (ACEN), Carlos Bendaña. 

Para Nicaragua «es una oportunidad de oro porque si lograra vender su café como especial generará alivio económico, dijo a la AFP Edwin Ruiz, también dirigente de ACEN.

Un trabajador limpia las plantas de café en la granja
Los Papales en Jinotega, Nicaragua, el 26 de agosto de 2019.

Crisis afecta por parejo

El sector cafetero ha sufrido el impacto de la crisis política que vive Nicaragua desde abril de 2018, sin créditos bancarios y una reforma tributaria que aumentó sus costos, lo que sumado al cambio climático, incidirá en una reducción de entre 20% a 25% de la cosecha del ciclo 2018-2019, estimada en 3,1 millones de sacos.

Joaquín Solórzano, miembro de la Asociación de Cafetaleros de Matagalpa, advirtió que la falta de liquidez en el sector ha provocado el cierre total o parcial de al menos 36 fincas o su entrega a los bancos en pago por deudas vencidas.

El cultivo del café, con un área de 200 mil hectáreas, aportó en el 2018 ingresos por 427 millones de dólares, y es una fuente de empleo para unos 300 mil obreros entre permanentes y temporales.

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