Newcastle, un proyecto de compra saudita que genera debate

La eventual compra del Newcastle con fondos sauditas permitiría a ese país contar con una presencia importante en la Premier League a menor coste en un fútbol en plena crisis por el nuevo coronavirus. Pero la operación suscita reticencias, tanto entre defensores de los Derechos Humanos como entre los rivales regionales de Arabia Saudita.

La suma que un consorcio liderado por el Fondo de Inversión Pública (FIP) saudita, pilotado por el príncipe heredero Mohammed Bin Salman, ha puesto sobre la mesa para hacerse con el histórico Newcastle asciende a 300 millones de libras (345 millones de euros).

La operación tiene que recibir todavía el visto bueno de la English Premier League (EPL), que gestiona el campeonato inglés, que como todas las ligas nacionales se encuentra en un momento de dificultades financieras por la suspensión de las competiciones como consecuencia de la pandemia del COVID-19.

Una inversión masiva también sería muy positiva para el Newcastle, que cuando el campeonato fue interrumpido en marzo iba en decimotercer lugar, lejos del nivel que tenía cuando luchaba por las primeras posiciones a finales de los años 1990 o principios de los 2000, en la época de Alan Shearer.

El precio a pagar por el club puede parecer elevado en un momento en el que la pandemia del COVID-19 amenaza las fuentes de ingresos de los clubes: derechos de televisión, patrocinios o venta de entradas. Pero para el poderoso FIP, que se estima cuenta con unas reservas de 320.000 millones de dólares (295.000 millones de euros), la ‘era post-coronavirus’ puede ser un momento propicio para dar impulso a su proyecto futbolístico en Inglaterra.

Contactado por la AFP, el FIP no respondió al requerimiento de precisiones.

Mejorar la imagen

Arabia Saudita invierte desde hace años en el deporte, organizando competiciones de envergadura y tratando de mejorar su imagen y también de diversificar su economía, ultradependiente del petróleo.

No obstante, varias organizaciones no gubernamentales, entre ellas Amnistía Internacional, preocupadas por la situación de los Derechos Humanos en Arabia Saudita, pidieron a la Premier League que estudie esta operación, ante el riesgo de que la imagen del campeonato se vea afectada.

«Si el príncipe heredero (Mohammed Bin Salman), en virtud de la autoridad de la que dispone en el Fondo de Inversión público, toma el control del Newcastle United, nos preguntamos cómo podría ser eso positivo para la reputación de la Premier League», declaró a la AFP Felix Jakens, uno de los responsables de Amnistía Internacional para el Reino Unido.

La oferta del Newcastle llega tras una época especialmente complicada diplomáticamente para los dirigentes sauditas y especialmente para el príncipe heredero, criticado internacionalmente tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el recinto del consulado de su país en Estambul en octubre de 2018.

El nuevo secretario de Estado de Cultura, Medios y Deporte, Oliver Dowden, en el puesto desde mediados de febrero, declaró que su gobierno no intervendrá en este debate de índole moral.

«Como ustedes saben, corresponde a la Premier League juzgar la buena moralidad de alguien y no quiero prejuzgar este proceso», aseguró Dowden este miércoles.

Paradójicamente, las cuestiones comerciales y diplomáticas podrían acabar imponiéndose a los Derechos Humanos. 

Desde Catar, rival de Riad, el grupo audiovisual BeIN ha escrito a los dirigentes de la Premier League para reclamar una investigación que determine si los representantes sauditas son «las personas adecuadas» para dirigir al Newcastle.

BeIN afirma que Arabia Saudita puso en marcha desde 2017 un sistema de difusión pirata que toma imágenes de las diez cadenas deportivas del grupo catarí para retransmitirlas en los países del mundo árabe vía satélite.

‘Buitres y depredadores’

En Inglaterra, la aparición de otro club poderoso económicamente podría alterar la actual jerarquía de un campeonato ya muy competitivo.

Para los sauditas, el objetivo parece claro y es seguir el ejemplo del Manchester City, comprado en 2008 por Cheikh Mansour, miembro de la familia real emiratí, 32 años después de su último gran título nacional. El efecto fue claro y en las nueve últimas temporadas el club conquistó once trofeos, entre ellos cuatro de la Premier League.

El Manchester City dejó así de ser un actor secundario, aunque para ello tuvo 584 millones de libras (670 millones de euros) de pérdidas en los seis primeros años de la nueva etapa.

Con el desplome previsible del coste de los traspasos para poder superar la crisis actual, el ‘billete de entrada’ que debería pagar el Newcastle para dar el gran salto debería ser mucho menos costoso.

«Los buitres y los depredadores van a hacerse con los mejores a precios de saldo», declaró a la AFP Kieran Maguire, un experto en contabilidad deportiva.

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