La celebración más importante de la religión cristiana ya llegó y no se festeja una fecha, sino un acontecimiento: el nacimiento del Niño Dios y Salvador del Mundo, comenta el sacerdote Bolívar Sosa, de la Orden de Agustinos Recoletos y vicario en la Parroquia de Santa María de Goretti, zona 13.
Marcela Marroquín, Rodrigo Pérez
Crónica
El verdadero significado de la de la Navidad es el hecho de que Dios se ha acercado a nosotros, por pura iniciativa divina, que el mismo Cristo que nació en aquel tiempo sigue vivo, estando con nosotros y viene a nuestro encuentro. Jesús, el Niño Dios, que encarnado se ha hecho humano como nosotros sin dejar de ser Dios y vino a este mundo enviado por Dios Padre para salvarnos, afirma el sacerdote.
Se desconoce, dice el líder religioso, la fecha exacta del nacimiento de Jesús porque el desarrollo de la historia como una ciencia social es relativamente reciente y el registro de los acontecimientos de cada persona, sea su nacimiento, defunción u otros, no tenía la importancia que tienen ahora; salvo en el caso de los períodos de gobierno de emperadores o reyes.
Esta celebración viene de la misma Sagrada Escritura, que nos narra lo sucedido, ya que celebramos no una fecha, sino un acontecimiento, un suceso: el nacimiento de Jesús. Los inicios de la celebración se remontan a la Iglesia romana hacia el siglo IV. Después, se fue extendiendo a otras regiones hasta convertirse en una fiesta universal, asevera el sacerdote Sosa.
El líder espiritual comenta que el mensaje navideño está encaminado a recordar que Jesús vino a este mundo a compartir nuestra condición humana. Él –como nos dice la 2a Carta a los Corintios 8, 9– siendo rico, se hizo pobre por ustedes para enriquecerlos con su pobreza; por eso, la celebración de la Navidad debe ser un tiempo de compartir, no solo con nuestra familia, sino especialmente con los más pobres, tiempo para crecer en la virtud de la humildad, tiempo de gozo y de paz.
Las Posadas, que son organizadas en barrios de la ciudad, recuerdan el perigrinaje de María y José desde su salida de la ciudad de Nazaret hasta Belén.
La magia de las celebraciones de fin de año se vive con intensidad en la niñez.
Olor y matices navideños. El aroma de la manzanilla invade el ambiente familiar.
Las canciones populares con temáticas religiosas alusivas a la época y el árbol de Navidad no pueden faltar en estas fechas.
La noche se ilumina y se tiñe de colores. El nacimiento del Niño Dios es una de las celebraciones más importantes de la Iglesia católica.
Es tiempo de divertirse en familia y no hay nada mejor que hacerlo con nieve artificial.
Un fuerte y sincero abrazo. La época más linda del año ya llegó y nos recuerda que es tiempo de paz y amor.
Lluvia de estrellas. La Sexta Avenida se viste de gala mientras cientos de guatemaltecos buscan el regalo perfecto para sus seres queridos.
Con la mirada puesta en el Creador. La esperanza de un mejor futuro y la renovación de la fe embargan los corazones de los chapines.