Aguerrido luchador contra la corrupción de las élites en Rusia y carismático orador, Alexéi Navalni se ha impuesto como el principal opositor a Vladimir Putin, a pesar de las numerosas detenciones y los ataques contra su salud.
El jueves, este abogado de 44 años fue ingresado en cuidados intensivos en un hospital de Siberia, víctima de un posible envenenamiento, según su entorno. El opositor se sintió mal cuando se encontraba en un avión de regreso a Moscú y el aparato tuvo que aterrizar de emergencia en Omsk debido al rápido deterioro de su estado de salud.
AFP / Yelena Latypova El Hospital de emergencia de Omsk, Rusia, donde el líder de la oposición rusa Alexéi Navalni fue admitido este 20 de agosto de 2020
Ignorado por los medios nacionales, sin representación en el Parlamento y sin la posibilidad de presentarse como candidato a raíz de una condena por fraude fiscal que él denuncia como política, resiste a pesar de todo como la voz más potente de la oposición rusa.
Sus emisiones difundidas en YouTube –donde tiene más de cuatro millones de seguidores– son muy populares y sus investigaciones sobre la corrupción de las élites suman decenas de millones de visionados, sobre todo entre los jóvenes.
El opositor y su Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), creado en 2012, no dejan de estar en el punto de mira de las autoridades. En estos últimos meses, el FBK ha tenido varias multas, sus locales han sido registrados en múltiples ocasiones y sus activos congelados.
– Golpes de efecto –
Para el opositor, se trata de represalias por haber organizado un movimiento de protesta en 2019, antes de las elecciones en Moscú.
AFP /Alexéi Navalni
Recientemente, Navalni expresó su apoyo a las manifestaciones en Jabarovsk, en el Lejano Oriente ruso, donde miles de personas se congregaron casi a diario para protestar contra el arresto de un exgobernador, adversario del partido en el poder Rusia Unida.
En 2017 y 2018, año de elección presidencial, Navalni ya logró reunir a decenas de miles de jóvenes de toda Rusia.
Con su organización, se apoya en este segmento de la población, punto débil del electorado de Putin y del partido en el poder, que él llama el «partido de los ladrones y los estafadores».
Incansable, Navalni, un rubio alto de ojos azules, multiplica los golpes de efecto al plantar cara a los intocables. Así, demandó al fiscal general, Yuri Chaika, a Vladimir Putin, y publica en su blog revelaciones sobre el patrimonio escondido de los allegados al poder, a los que acusa de corrupción.
Pasó por el partido de oposición liberal Yabloko, del que fue expulsado en 2007 por sus posiciones nacionalistas, pero nunca ha dejado de cuestionar la legitimidad de Putin.
Desde 2007, el abogado ha combatido al gobierno comprando acciones en grupos semipúblicos, como la petrolera Rosneft y el gigante del gas Gazprom. Amparándose en su estatuto de accionista minoritario, exige transparencia en las cuentas.
AFP/Archivos / Kirill Kudryavtsev El líder opositor Alexéi Navalni durante un mitin en contra de las elecciones legislativas del 4 de diciembre en Moscú, Rusia, el 24 de diciembre de 2011
Navalni ganó notoriedad en las elecciones legislativas de diciembre de 2011, que generaron una ola de protestas y en las que el abogado destacó por su carisma y por la virulencia de sus ataques contra el Kremlin.
En septiembre de 2013 obtuvo su primer éxito electoral en los comicios municipales de Moscú. Sorprendió al quedar segundo, con el 27,2% de los votos, justo por detrás del alcalde saliente, el exjefe de gabinete de Putin, Serguéi Sobianin, un resultado que lo confirmó como figura esencial de la oposición.
– «Parte de la vida» –
Navalni también ha participado en manifestaciones con tintes racistas, como las de Marcha Rusa. No obstante, en los últimos años se ha alejado de estos movimientos y ha borrado progresivamente el tono nacionalista de sus discursos.AFP/Archivos / Vasily Maximov El líder opositor Alexéi Navalni (centro) con su mujer Yulia (izq) a su llegada en Moscú, Rusia, el 17 de octubre de 2013 tras su juicio en la ciudad norteña de Kirov
Desde 2013, este padre de dos hijos fue condenado a penas de prisión en suspenso por dos casos de desvío de fondos que él tacha de políticos y que motivaron el rechazo de su candidatura hasta 2028.
Pasó además por prisión en varias ocasiones por infracciones a la legislación sobre las manifestaciones.
Siempre ha rechazado sus condenas judiciales y asegura que nada puede mermar su motivación, ni siquiera las amenazas contra su seguridad y la de su familia.
«Me dedico a la política desde hace mucho tiempo, a menudo me arrestan […], es parte de la vida», relativiza. «Hago el trabajo que prefiero, la gente me apoya, tengo muchos simpatizantes. ¿Qué puede hacer más feliz a un hombre?».