La religiosa javeriana francesa Nathalie Becquart, nombrada por el Papa subsecretaria para el Sínodo de los Obispos, señaló que su nombramiento es un «signo de esperanza» que refleja un «cambio» y una «nueva dirección» en la Iglesia. Su designación la convierte en la primera mujer con derecho a voto en este organismo de consulta eclesial.
«El voto es solo el final de un proceso más largo que refleja un cambio y una nueva dirección en Iglesia. Es un signo de esperanza», dijo la religiosa francesa en un conferencia con la prensa internacional organizada por la Unión de Superioras Generales en Roma.
Becquart se mostró todavía «impresionada» por la decisión del Papa, que recibe como «una misión» para servir al Sínodo, la reunión de obispos de todo el mundo en el Vaticano para discernir temas de actualidad eclesial.
Sin embargo, de alguna manera ha querido restar importancia a su designación al señalar que se considera «una entre muchas» mujeres que cada vez más ocupan puestos de liderazgo y de dirección en la Iglesia católica. «La Iglesia del Papa Francisco es una Iglesia que cada vez más está delegando cuestiones de responsabilidad a las mujeres«, enfatizó.
Madres sinodales
A este respecto, considera además que el término «madres sinodales» es una expresión que se usó por primera vez en el Sínodo de los Jóvenes en 2018 cuando se incluyó la participación por primera vez de una docena de mujeres en los debates con los obispos, pero ninguna de ellas pudo votar el texto final.
Al año siguiente, en 2019, el Papa nombró a cuatro mujeres -entre las que estaba la religiosa española María Luisa Berzosa González- como consultoras de la Secretaría General del Sínodo de los obispos.
Para la religiosa francesa, su nombramiento tiene cierta «continuidad» porque «durante los últimos Sínodos se ha reflexionado sobre el papel de la mujer en la Iglesia» y el Papa «solo recogió la opinión de la mayoría de los padres sinodales».
«Mi nombramiento es una puerta abierta, que podrá evolucionar en el futuro. La Iglesia está en continúa evolución, en continuo discernimiento y transformación. Por lo que esto no es un proceso cerrado», señaló Becquart, que lleva desde sus inicios trabajando en este organismo creado por Pablo VI en 1965.
Para la religiosa, su nombramiento como subsecretaria del Sínodo, un puesto que no existía previamente y que compartirá con el sacerdote agustino español Luis Martín, es fruto de un proceso de la Iglesia en el que «han mejorado las relaciones entre hombres y mujeres de la Iglesia» y se ha dado también un «cambio de mentalidad».
Investigación
Becquart, que ha pasado un año y medio haciendo un trabajo de investigación sobre la sinodalidad en el Boston College de Estados Unidos, también se ha mostrado «impresionada por los ecos». Así, ha explicado que le han escrito tanto mujeres laicas como religiosas, pero también sacerdotes y obispos que le expresado «su alegría y su esperanza» ante el nombramiento.
Sobre su papel, dijo que todavía tiene «que descubrirlo». En todo caso, ha señalado que le esperan meses de «mucho trabajo» coordinando la organización del próximo Sínodo de 2022 que precisamente tendrá como tema principal la sinodalidad en la Iglesia. Para Becquart, la mejor manera de avanzar o de manejar un crisis es la «manera sinodal».