Gorros y bufandas para abrigar los cuerpos de bronce: las esculturas del Museo Nacional de Arte de Bucarest fueron cubiertas con prendas de lana para concientizar al público sobre la situación de los sintecho, en el marco de una campaña de la oenegé Samusocial.
«Un museo debe proteger a sus obras de arte, pero también a las personas, sobre todo a aquellas que lo necesitan», indicó este miércoles el director del Museo Nacional de Arte de Rumania (MNAR), Liviu Constantinescu.
Una decena de esculturas en bronce exhibidas en el jardín del Museo, edificio que fuera la residencia de la familia real rumana, ubicado en el centro de Bucarest, «transmiten un mensaje artístico pero también lanzan un llamado contra la indiferencia», añadió.
«Solemos detenernos para admirar una escultura, en cambio, pasamos rápidamente, a veces visiblemente perturbados, junto a una persona sin hogar fijo», se lamentan los organizadores de esta campaña bautizada «Al abrigo del arte».
Además de las cálidas vestimentas, hay letreros con información sobre cómo ayudar a los sintecho.
Rumania, un país con diecinueve millones de habitantes, y uno de los más pobres de la Unión Europea, cuenta con varios miles de sintecho, según la oenegé, aunque no hay cifras oficiales.
«Su número permanece casi incambiado: algunos se reintegran (a la sociedad), pero aparecen otros nuevos», destacó Sabina Nicolae, directora de la oenegé Samusocial Rumania, que brinda ayuda a unas 1.600 personas sin hogar por año, sobre todo familias con niños pequeños