El exgobernante boliviano Evo Morales reconoció el jueves que pudo cometer «errores», pero no asumió ninguna responsabilidad en la crisis que lo llevó a renunciar a la presidencia tras los polémicos comicios del pasado 20 de octubre, que han convulsionado al país sudamericano.
«Responsabilidades, nada. Pueden ser errores, somos seres humanos, pero jamás he pensado hacer daño al pueblo boliviano», dijo Morales en una entrevista con la cadena Televisa en México, país al que llegó el martes como asilado político.
El exmandatario indígena afirmó que su principal error fue «derrotar a los opositores» en varias elecciones consecutivas y que «para nada» habría hecho algo distinto durante sus tres períodos de gobierno.
Aseguró que nunca pretendió aferrarse al poder pero que una vez al frente del país comprendió que su labor dependía «del pueblo», lo que lo llevó a aceptar sucesivas candidaturas.
«No se trata de eternizarse, por mí en cinco años quería irme a mi casa (…) ese es mi deseo, pero el pueblo me pide continuar», afirmó Morales.
Tras la renuncia y exilio de Morales, Bolivia ha quedado al mando de la senadora opositora Jeanine Áñez, que se proclamó el martes presidenta interina del país y busca pacificarlo tras los graves disturbios generados luego de las elecciones del mes pasado, plagadas de irregularidades, según una misión de auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Morales explicó que el otro factor clave para insistir con la presidencia era mantener la «continuidad» de su programa social y económico a mediano y largo plazo.
Al respecto, Morales destacó sus logros, entre ellos la reducción de la pobreza, «que impresiona a todo mundo», así como el haber logrado que la economía boliviana sea la de mayor crecimiento en Sudamérica durante seis de sus 13 años de gestión.
«Mucho depende del programa, un programa del pueblo y no un programa impuesto por el imperio», destacó el exmandatario.
Insistió además en que sus «pecados» son el hecho de ser indígena y el haber implementado programas de apoyo a los más humildes, los cuales son rechazados por un grupo oligárquico de «familias racistas, fascistas», que apuestan además por la privatización de la economía.
«Vuelve el racismo, vuelve el odio, no puedo creer el usar la Biblia contra la familia», dijo Morales sobre el grupo que, según él, forzó su salida del poder.
El exmandatario dijo además que «por ahora» no se ve nuevamente como presidente de Bolivia pues el país está «en la etapa de recuperar la democracia, de derrotar a la dictadura».