La agencia calificadora Moody’s proyectó una perspectiva negativa en los créditos soberanos de América Latina y el Caribe para 2021, en el marco del aumento de la presión social y una recuperación por debajo de lo esperado, lo que desafiará la habilidad de los gobiernos para restaurar el espacio fiscal perdido durante la epidemia y generará una mayor presión crediticia en la región.
Según se desprende de un informe publicado este jueves, la firma considera que los mayores niveles de deuda e intereses generados durante la pandemia reducirán la fortaleza fiscal de los países.
A esto se le une la improbabilidad de que los países vuelvan a los niveles precrisis este año, lo que hará que las autoridades se enfrenten a dificultades en la estabilización económica y dar la vuelta a las tendencias negativas de crédito observadas en 2020.
Rigidez en el gasto
Moody’s explica que los países deberán abordar las rigideces en el gasto, las cuales ya estaban vigentes antes del shock pandémico, y el aumento de los ingresos mediante reformas fiscales en medio de unas crecientes presiones sociales.
«Será un desafío crediticio clave para los soberanos de Latinoamérica en el futuro», advirtió la agencia, señalando que aquellos soberanos con unas instituciones y marcos de políticas más sólidos deberían salir mejor parados.
De hecho, la calificadora ha indicado que si bien las economías latinoamericanas repuntarán durante este año de media un 4.5% en el caso de que se mantengan las políticas de apoyo a la actividad, estas no alcanzarán los niveles de 2019 hasta al menos 2022.
En Brasil, México y Argentina la recuperación se postergará un año y no se alcanzará hasta al menos 2023. Solo Guatemala y Paraguay podrían experimentar este año un repunte mayor a la contracción registrada en 2020.
«La mayoría de las economías más grandes de la región se expandirán más de un 3%, pero los niveles se mantendrán por debajo de los niveles prepandémicos después de una contracción superior al 5% en 2020«, señala el informe.
En el caso de los países caribeños, la recuperación se retrasará dada su dependencia al sector turístico, uno de los más afectados por la pandemia y cuyos niveles de vuelo no se espera que se recuperen hasta 2023. En el caso de los cruceros, es probable que se recuperen a un ritmo inferior, una cuestión que afectará de lleno a algunas islas como Belice y Jamaica.
«Los soberanos dependientes del turismo tendrán dificultades para diversificar sus economías dados los desafíos estructurales, incluido su tamaño más pequeño, lo que reduce el incentivo para inversión», alertó Moody’s, indicando que la magnitud del impacto será menos severa para aquellos que ya tienen una base económica más diversificada como es el caso de las Islas Caimán, Bermudas y República Dominicana.
Mayores presiones sociales para 2021
Con respecto a las presiones sociales, Moody’s ha indicado que el impacto de la pandemia ha llevado a muchos países a unas mayores tasas de pobreza y desigualdad de ingresos, revirtiendo muchos de los avances realizados en años anteriores. «Esto podría dar lugar a demandas crecientes de redes de seguridad social ampliadas y gasto público social«, ha apuntado.
Moody’s ha remarcado este punto ya que incluso antes de la pandemia, algunos países como Chile ya enfrentaban disturbios sociales como demandas para frenar la desigualdad y expandir las coberturas de los servicios de salud y educación.
En este sentido, el aumento de las demandas sociales en el contexto de un espacio fiscal reducido presionará a los políticos para reducir el gasto ineficiente o para, alternativamente, identificar nuevas fuentes de ingresos. Todo ello pesará sobre las finanzas públicas y podría favorecer a la concesión de «políticas populistas» que comprometan las perspectivas fiscales a medio plazo.