Entrevista con Claudia María Hernández Cruz, directora de la Fundación Sobrevivientes
Tras estar en un proceso de transición, que empezó hace unos tres años, Hernández Cruz ahora asume la dirección total de la Fundación que se ha destacado por dar apoyo a las mujeres víctimas de la violencia.
Retos y desafíos
Es triste la violencia que se tiene en Guatemala, llevamos diez años y no logramos ver que esos números bajen; por lo contrario, han ido en aumento, pero esto es producto de que hay más denuncia y eso es el lado positivo. Cuando se empezó no había un marco legal que protegiera a las mujeres; aunque hayan mejoras, todavía hace falta la prevención. Creo en lo mismo que mi mamá y voy en la misma línea, pero le tenemos que apostar más a la prevención en vez de la sanción. Por supuesto que no vamos a dejar por un lado los casos penales, estos seguirán siendo respaldados; sin embargo, es importante un enfoque en la prevención. La terapia psicológica es preventiva, para evitar que lleguen a ser víctimas o victimarios y, en este sentido, trabajamos con las mujeres víctimas e incluso con sus hijos, para que ellos no lo repliquen cuando sean grandes. También brindamos terapias de pareja.
Obstáculos
En el tema de los recursos económicos dependemos de proyectos de cooperación y fondos del Estado. Este año, aunque el Gobierno ha entregado puntal los fondos, debido al cuidado del gasto, eliminó el rubro de viáticos. Ello repercute en nuestro funcionar, porque atendemos a víctimas en 19 departamentos y los abogados no pueden viajar. Ahora no podremos cubrir otros departamentos, porque a veces los casos requieren que los abogados se vayan una semana al interior. Fue una circular desde el Ejecutivo a todos los ministerios, lo cual nos incluye y nos limita. En algunos departamentos contamos con apoyo internacional. Hay fiscales que son muy buenos y entregados, con visión de investigación muy amplia, pero otros, lamentablemente, no cooperan, por más que uno este yendo, es algo complicado y nos toca poner quejas y revisión para que los casos caminen.
El nuevo cargo
Ocupar el cargo de dirección es complicado, he estado desde la creación de la Fundación, pero enfocada en temas más de representación y acompañamiento a las víctimas a audiencias, de ahí me involucré en el registro y estadísticas de la institución para ver los números. Hasta que el Consejo y la Asamblea me eligieron para presidir a mi mamá, por lo cual hemos estado en un proceso de transición, desde hace tres años aproximadamente. Ahora como directora es un gran reto, específicamente por el peso de la figura de mi mamá, somos diferentes, el que la gente lo vea así, incluso a nivel interno, costó mucho, porque ya no es ella quien mira ciertos temas; sin embargo, se ha superado muy bien y se ha logrado coordinar de la mejor manera.