La polémica iglesia La Luz del Mundo celebra su multitudinaria ceremonia de bautismo en México mientras desde una prisión en Estados Unidos su líder, Naasón Joaquín García, acusado de abuso sexual de menores, dice que cumple otra «misión divina» de predicar entre otros reos.
La ceremonia del bautismo arrancó en Guadalajara (oeste) el lunes con 2,300 adultos y jóvenes que se adhirieron a este culto pentecostal fundado en esta ciudad en 1926 por el padre de García.
Los bautizos, enmarcados en el conjunto de rituales denominados «santa convocación», continuaron por miles hasta este miércoles en un ambiente en el que se resentía la ausencia del líder religioso.
«Le digo seguro 100% que es inocente, honorable, que Dios ha hecho una obra preciosa de su corazón», dijo a la AFP Andrés Riquelme, un panameño de 48 años que viajó a México para participar en estas ceremonias que se realizan anualmente en agosto y cuyo punto culminante es la «santa cena» este miércoles.
García, de quien sus seguidores afirman que es el último apóstol de Jesucristo, fue arrestado en el aeropuerto de Los Ángeles el 3 de junio acusado de 26 delitos, entre ellos violación de menores y pornografía infantil.
Según la investigación de la oficina del fiscal del estado de California, García, de 50 años, obligaba a chicas menores de edad a practicar actos sexuales y las amenazaba diciéndoles que ir en contra de los deseos del «apóstol» era oponerse a Dios.
Desde su celda, el predicador envió una carta, leída al iniciar el evento, en la que asegura que estar en prisión forma parte también de una misión divina.
«El plan de Dios es perfecto, aunque no es agradable en ocasiones», dice en el texto, en el que asegura que tiene la encomienda de «predicar la palabra» entre prisioneros rusos con quienes convive y así captar fieles en Rusia, Ucrania y Croacia.
El juez a cargo del caso, David Fields, había fijado inicialmente una fianza de 25 millones de dólares para que García siguiera el juicio en libertad, pero luego la duplicó. Cuando la defensa solicitó que se disminuyera el monto, la fiscalía pidió que se le mantuviera en prisión.
Llanto, rezos y cantos
Las escenas de fervor religioso extremo, con gente llorando, lanzando gritos y rezando con el rostro transformado, se ven por doquier durante la ceremonia.
«¿Creen ustedes en Jesucristo?», pregunta un ministro del culto a los nuevos integrantes, que levantan la mano derecha y responden «Amén» en aceptación.
«Es Jesús, es para mí esperanza de salud. Solo en él hallaré la divina plenitud», canta un coro integrado por hombres y mujeres a un costado de dos piscinas armables que hacen de pilas bautismales, en las que se bañan de cuerpo entero los nuevos fieles.
Desde el lunes, unas 160 personas organizan y preparan los 28.000 litros de vino de uva y las 2,000 bandejas industriales de pan sin levadura que se repartirán en la denominada «santa cena», un ágape multitudinario con el que se despide el evento.
A las celebraciones asisten cientos de miles de fieles de todo México y del exterior. Los organizadores aseguran que esta vez han recibido a personas de 58 países.
Pero este año, el escándalo que estalló en torno a su líder marca al evento. La iglesia denunció el fin de semana que un autobús que trasladaba a fieles fue apedreado cuando circulaba en una carretera hacia Guadalajara.
«La iglesia en ningún momento ha dudado en que Dios dará respuesta, que sabemos que (Joaquín García) es un hombre honorable, que es un hombre inocente. Estamos esperando en Dios con paciencia en oración», afirma Elpidio Acevedo, un mexicano de 60 años.
Según la organización, su culto tiene unos dos millones de adeptos en México y tres millones más en otros países.