Con información de Agencias.
El ejército de Nicaragua expulsó el domingo a casi 2,000 migrantes cubanos que habían penetrado en su territorio y que ahora esperan en un poblado del lado costarricense de la frontera una nueva oportunidad para continuar su viaje a Estados Unidos.
Nicaragua se niega a aceptar a los cubanos y permitir su tránsito y ha acusado a Costa Rica de violar su soberanía y lanzar a los migrantes a su territorio.
En la localidad norteña de La Cruz y el poblado fronterizo de Peñas Blancas, los cubanos permanecen albergados en iglesias, centros comunales y gimnasios, sin ninguna certeza de poder continuar su trayecto.
Los cubanos, cuya mayoría porta pasaporte, ingresaron a Costa Rica desde el sábado por la frontera con Panamá con una visa temporal extraordinaria que les permitirá estar en este país por siete días. Al llegar a la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, el Gobierno nicaragüense les cerró la frontera e incluso envió un batallón militar al lugar.
El flujo de migrantes cubanos en Centroamérica y México registra un aumento significativo desde el año 2012. Tanto Honduras como México han registrado números cada vez más altos de cubanos que transitan en grandes grupos en dirección a Estados Unidos.
Costa Rica propuso la creación de un «corredor humanitario», mientras espera la llegada de más migrantes a su frontera con Nicaragua.
Víctimas de la política
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), los más de 2,000 cubanos varados en Costa Rica y todos los demás que deciden emigrar a Estados Unidos son víctimas de la «Ley de Ajuste Cubano y, en particular, de la aplicación de la llamada política de ‘pies secos-pies mojados’”. Esa legislación permite a los cubanos, entre otros beneficios, establecerse legalmente en territorio estadounidense aunque hayan ingresado por vía irregular.
La reconciliación pactada entre Raúl Castro y Barack Obama en 2014 ha hecho creer a muchos, en el exilio y la isla, que ese privilegio desaparecerá pronto. Reconocidos políticos anticastristas como la representante Ileana Ros-Lehtinen, han sugerido que solo los verdaderos refugiados deberían disfrutar de los beneficios. ¿Por qué otorgar prestaciones a personas que esperan obtener la residencia norteamericana para viajar normalmente a Cuba? ¿Por qué favorecer a aquellos que no huyen del régimen comunista?
El aumento espectacular del flujo migratorio hacia Estados Unidos en el último año podría explicarse en parte por ese temor. Durante el año fiscal que concluyó el pasado 30 de septiembre, 43,159 cubanos llegaron a Estados Unidos, sobre todo a través de la frontera mexicana. Esa cifra representa un salto de 77 por ciento con respecto al año anterior. La Casa Blanca ha asegurado que no habrá cambios en el tratamiento preferencial a los emigrantes cubanos.