México y Martino reinan en la Concacaf

Chicago, Estados Unidos

A finales de 2018, el técnico argentino Gerardo Martino celebraba el título de la Major League Soccer con el Atlanta United. Este domingo, el Tata coronó a México como campeón de la Copa Oro al vencer 1-0 a Estados Unidos en la final disputada en el Soldier Field de Chicago. Un binomio ganador que ya reina en la Concacaf.

Un solitario gol de Jonathan Dos Santos a los 73 minutos acabó decidiendo la contienda y le dio a México su octavo título en la competición, abriendo una brecha con sus vecinos, que se quedaron con seis.

Los locales gozaron de las mejores ocasiones en la primera mitad pero bajaron el ritmo en la segunda y Dos Santos, tras un gran pase de taco de Raúl Jiménez, lo aprovechó para dar la copa a los latinoamericanos.

Martino se consagra así luego de tres finales continentales perdidas tras sucumbir en las Copas América de 2011 con Paraguay y de 2015 y 2016 con Argentina.

«Sigo insistiendo que vamos por buen camino y no solo por el resultado de hoy (…) Estoy muy contento por cómo van funcionando estos primeros seis meses de gestión (…) Disputar una competencia internacional y ganarla tiene el relieve que otorga jugar en una competencia de esta naturaleza. Nosotros lo valoramos porque hemos sido justos ganadores tras seis partidos jugados. Nadie pensaba que fuera a ser un desfile en esta copa», dijo el Tata en conferencia de prensa.

Su homólogo, el estadounidense Gregg Berhalter, reconoció la superioridad de México.

«A lo largo de los 90 minutos, México fue el mejor equipo. Dicho esto, empezamos bien, tuvimos muchas ocasiones al comienzo. Creo que nos faltó calma, compostura. Sabíamos que era un gran evento, con un público semi-hostil. Ellos jugaron bien, sobre todo en la segunda mitad. En general estoy orgulloso del equipo, de nuestro crecimiento este último mes», declaró Berhalter.

– Verde que te quiero verde –

«Verde viento, verdes ramas». Verde México. 

Los tambores de los aficionados aztecas despertaron Chicago temprano por la mañana y las bocinas de los autos recordaron a los despistados su presencia en la ciudad en los aledaños del estadio horas antes del comienzo del choque.

Familias enteras ataviadas con las casacas del Tri para disfrutar del espectáculo lejos de su casa, para presenciar una batalla futbolística frente a su enemigo íntimo en busca de la victoria en su propio feudo.

Banderas verdes, blancas y rojas, sombreros de mariachis y charros, música y fiesta para agilizar la espera que, bajo el intenso calor de la Ciudad del Viento, se hizo por momentos eterna.

Hasta que sonaron los himnos. Los miles de mexicanos, mayoría en las gradas, se desgañitaron, los estadounidenses, mano en el corazón, los siguieron… y arrancó el partido.

– Desacierto –

El Tri jugaba en Chicago pero se sentía como en casa. Con gritos constantes de «México, México» y sonoras pitadas a cada pase de los de las barras y las estrellas, Jonathan dos Santos avisó a los 40 segundos, pero fueron los estadounidenses los que protagonizaron las ocasiones más claras.

El estelar Christian Pulisic gozó de la más clara a los tres minutos tras una magistral internada que terminó en un mano a mano con el portero Guillermo Ochoa, que despejó milagrosamente con su cuerpo.

Cuando aún no se habían repuesto del susto, Jozy Altidore volvió a rozar el gol a los ocho con otro mano a mano desperdiciado y Paul Arriola también la envió fuera a los 31 luego de una falta de comunicación entre el portero azteca y su defensa, que terminó con el volante local acariciando el primer tanto de la contienda.

México lo intentaba por las dos bandas, con un activo Rodolfo Pizarro y unos precisos Dos Santos y Andrés Guardado, pero se estrellaban continuamente en la muralla defensiva estadounidense, que situaba a nueve de sus hombres de campo por detrás de la pelota en todo momento.

Solo una buena penetración de Pizarro, que encontró a Guardado en segunda línea, inquietó la valla de Zack Steffen.

– Cambio de tornas –

El paso por los vestuarios despertó a los del Tata. Guardado salvó a los suyos al despejar con la cabeza sobre la línea un testarazo de Jordan Morris a los 51 pero, a partir de ahí, el control fue para los visitantes.

Los mexicanos se mostraron más precisos en sus pases, movieron el balón con mayor velocidad y los de las barras y las estrellas se vieron desbordados por ambos costados.

Así, Pizarro avisó por dos veces (52, 59) y Jiménez lo probó con sendos remates mordidos (63, 67) que preveían lo que estaba a punto de llegar.

Y es que, tras tanto advertir, Dos Santos definió la mejor jugada del encuentro con un zurdazo a la escuadra que fue celebrado por los miles de aztecas que poblaron las gradas. 

Pizarro conectó con Jiménez en la frontal, éste la cedió de taco y el volante la alojó en la red previo golpeo en el larguero.

Estados Unidos pudo empatar con varios remates pero su escasa eficacia acabó costándole la derrota.

México alargó así su particular racha en finales contra sus vecinos, a los que han vencido cinco veces de seis, y Martino elevó un trofeo internacional que tantas veces le había sido esquivo durante toda su carrera.

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