La economía mexicana se estancó en 2019, pese a que el presidente Andrés Manuel López Obrador repitió una y otra vez que iba «bien». Y aunque se espera una recuperación para 2020, todo indica que será raquítica.
Con ese panorama, el gobierno presentará en los próximos días su estrategia «para impulsar el crecimiento económico», anunció el mandatario izquierdista el miércoles.
Ese plan determinará, entre otras cosas, en qué se va a destinar la inversión pública y cómo se van a retirar «los obstáculos para que fluya la inversión» y regrese el crecimiento, según explicó López Obrador.
El presidente evitó lanzar una estimación sobre el Producto Interno Bruto (PIB) del próximo año, aunque dijo que hay condiciones para que la economía pueda crecer. «Ya incluso los pronósticos de calificadoras, de los bancos, ya están siendo más optimistas», dijo.
Para 2020, los grupos de análisis que suele encuestar mes a mes el Banco de México (central) estiman una expansión de apenas 1.1%. Pese a ser una cifra minúscula, es una diferencia frente al 0% que esperan para este año.
La estimación para 2020 está en parte impulsada por la eventual ratificación del nuevo tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC.
«Podremos ver cierta recuperación de la inversión en caso de confirmarse la aprobación del acuerdo comercial», dice a la AFP Carlos Serrano, economista en jefe en México para BBVA, uno de los bancos con mayor presencia en el país, que espera una expansión ligeramente más optimista del 1.3% para 2020.
Poca inversión
La economía mexicana cayó en recesión en la primera mitad del año y registró un crecimiento nulo en el tercer trimestre.
Eso fue un balde de agua fría sobre las entusiastas expectativas de López Obrador que, desde que asumió la presidencia en diciembre de 2018 prometiendo una «transformación», esperaba un crecimiento del 2% este año y un promedio del 4% anual en los seis años de su gestión.
Uno de los grandes obstáculos para el crecimiento fue la desconfianza de los inversionistas. «Este es un estancamiento derivado de un colapso de la inversión y detrás el factor principal es la incertidumbre política que se generó tras el cambio de régimen», dice Marco Oviedo, economista en jefe para América Latina del banco británico Barclays.
«(2019) va a ser un año bastante malo y flojo en términos de crecimiento», agregó.
No solo Oviedo fue pesimista sobre la economía mexicana en 2019. Varios de los analistas mencionaron durante el año la incertidumbre sobre la situación económica interna como uno de los factores que podrían obstaculizar el crecimiento mexicano.
En México es usual que haya un impacto en la economía cuando hay un nuevo gobierno, por la forma en la que se ejecuta el gasto público y se dan nuevas directrices.
Incluso el propio Banco de México recortó su estimación de crecimiento. A finales de noviembre la institución redujo su pronóstico a una estimación de entre -0,2% a 0,2%. Antes anticipaba un intervalo de entre 0,2 y 0,7%.
Dudas por el T-MEC
Junto con la incertidumbre asociada a las políticas de López Obrador, los inversionistas también tuvieron dudas este año sobre el futuro del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá.
Con la firma del T-MEC a inicios de diciembre, las dudas parecieron disiparse, aunque algunos especialistas dudan que el tratado -que sustituye al TLCAN, vigente desde 1994- dé un impulso mayúsculo a la economía en 2020.
«El mayor efecto (de la firma del acuerdo), al menos en el corto plazo, será que aumentará la confianza al remover el riesgo de que se caigan las negociaciones. Esto mejorará un poco el clima de negocios», dice John Ashbourne, economista para mercados emergentes de la firma británica Capital Economics.
«Con el crecimiento tan débil y los inversionistas aún preocupados por las políticas del actual gobierno, dudo que haya un aumento en la confianza que impulse por mucho a la economía», agregó.