Cinco días después del devastador terremoto de 7,1 grados que deja más de 300 muertos en México, los homenajes y sepelios de las víctimas se sucedían entre flores y veladoras en la capital, donde palidecen las esperanzas de encontrar sobrevivientes bajo los escombros.
Las esperanzas de hallar gente con vida mermaban este domingo. Al final de la tarde, la Marina Armada recuperó el cadáver de una mujer en los escombros de una escuela de la capital mexicana devastada por el terremoto del martes.
Esa escuela privada fue por 36 horas el epicentro de la tragedia luego de confirmarse que murieron 19 niños y se temía que hubiera más menores entre los escombros.
La Marina informó inicialmente que tenían ubicada a una niña y que estaba aún con vida, pero el jueves, en medio de la incredulidad de medios y ciudadanos que siguieron en directo los rescates transmitidos por televisión, dio a conocer que había un cuerpo pero que no era de una menor.
Por la noche, los nervios se crispaban en los restos de un edificio que colapsó en el céntrico sector Roma y donde se concentra el grueso de rescatistas que sigue trabajando en la ciudad.
Unas 40 familias buscan a algún pariente, aseguró el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, quien no pudo dar una cifra precisa de las personas que están atrapadas bajo esos escombros.
Al caer la noche, una veintena de familiares de al menos tres de las víctimas protagonizaron una pequeña protesta en la que lanzaban «¡no somos deshechos!» para exigir que no se usara maquinaria pesada.
Los rescatistas han usado algunas máquinas para retirar pesadas lozas procurando no lesionar a las personas atrapadas tras obtener el acuerdo de los familiares, pero algunos protestaron.
«Desde que llegamos no escuchamos señales de vida», aseguró Rafi Sadi, integrante del grupo de rescatistas israelíes que colabora en este lugar desde la madrugada del jueves.
Puente estimó que en «el cuarto piso es donde está el mayor número de personas», pero explicó que «el trabajo es muy delicado porque cada vez que hay un movimiento de corte, las losas se desplazan centímetro a centímetro y existe el riesgo de que esto se pueda colapsar».
Durante la jornada, los rescatistas fueron llamados a evacuar rápidamente la tambaleante estructura, constató la AFP, y las labores fueron interrumpidas mientras voluntarios colocaban puntales de acero en la base para sostener la estructura.
En la sureña zona de Tlalpan, los rescatistas sacaron de entre los escombros de un edificio de departamentos a una persona sin vida, mientras que la brigada japonesa salvó a un perrito blanco que parecía en buen estado.
– Rezan por las víctimas –
En la misa dominical de la catedral de Ciudad de México, se rezó por las víctimas y se llamó a mantener la ayuda a los damnificados.
Cerca de ahí, en las ruinas de una fábrica textil que se desplomó, decenas de mujeres acudieron para rendir tributo a las costureras que perdieron la vida en ese lugar.
Entre flores y veladoras, las mujeres colocaron una cruz color rosa que decía «Tu nombre es el mío» y gritaron los nombres de las trabajadoras muertas.
Mientras, en la periferia de la megaurbe, se celebraba el sepelio de María Ortiz, una mujer de 57 años que murió al desplomarse sobre ella un lujoso pero viejo departamento del barrio de Condesa, donde trabajaba haciendo servicio de limpieza.
«Nos dijo hace un mes que ella nos quería mucho, que se quería quedar con nosotros, quería morir viejita, limpiar su casa, pintarla», dijo su hija Mirna López, al lado de la tumba rodeada de flores y ante más de cien allegados.
«Muchas cosas y proyectos que ella tenía, y por la naturaleza ya no se le hizo posible. A ti mamá te voy a querer mucho, te amo», dijo conmovida, en una ceremonia que incluyó un redoble de tambor y flautas.
Hasta este la noche del domingo, sumaban 320 muertos por el sismo de magnitud 7,1 del martes: 182 en Ciudad de México, 73 en el estado de Morelos, 45 en Puebla, 13 en Estado de México, 6 en Guerrero y uno en Oaxaca, según Protección Civil federal.
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