México completará el próximo martes el despliegue de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional en su frontera sur y enviará 825 agentes migratorios suplementarios, para cumplir las demandas de Estados Unidos de frenar la migración de centroamericanos, informó este viernes el gobierno mexicano.
«El despliegue de la Guardia Nacional estará concluido para el día martes de la semana que entra. Se han tenido que hacer muchos esfuerzos para acelerar el paso», dijo en conferencia de prensa el canciller Marcelo Ebrard, al precisar que este cuerpo integrará policías federales, militares, navales, así como soldados y miembros de la Marina Armada.
Ante una creciente ola de inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos, el presidente Donald Trump amenazó a México a finales de mayo con imponer aranceles a todas sus exportaciones si no tomaba acciones contundentes para impedir el paso por su territorio de estos migrantes.
México logró cancelar la aplicación de esas tarifas con un plan para frenar la inmigración que incluye el despliegue d 6.000 efectivos de la Guardia Nacional.
Ebrard aseguró que, además, durante el fin de semana «van a entrar en total 825 elementos al Instituto Nacional de Migración, porque no tenía el personal suficiente y ese ha sido uno de los grandes problemas» para identificar y controlar a los migrantes.
Por su parte, Trump aplaudió estas medidas en una entrevista con la cadena Fox.
«Hay una gran diferencia en la frontera entre ahora y la semana pasada. México ha hecho un trabajo estupendo. ¡Ah, 6.000 soldados! Y si no funciona regresamos a medidas muy fuertes», dijo el mandatario, al subrayar que «aún se necesita arreglar el asunto del asilo».
Ebrard informó que este viernes habrá una reunión con autoridades estadounidenses «para discutir puertos de entrada» de los solicitantes de asilo a Estados Unidos que aguardan su respuesta en México y hasta cuántos de ellos podrán acceder a este programa.
«México no ha aceptado que sea un número indeterminado y (habrá que puntualizar) la nacionalidad de las personas», subrayó.
Paralelamente, México abrió una mesa de diálogo con Guatemala, Honduras y El Salvador, y solicitó la participación de la ONU.
«Es uno de los flujos migratorios más grandes del mundo, entonces si queremos tener una política migratoria distinta en el mundo, tenemos que hacer causa común», dijo Ebrard.
En caso de que el plan mexicano no satisfaga las expectativas de Estados Unidos en 45 días, México considerará la posibilidad de convertirse en «tercer país seguro», lo que significaría que migrantes que lleguen a su territorio tendrían que pedir asilo a México y no a Estados Unidos.