Los bares al aire libre donde se reunían los jóvenes cada noche están devastados, las casas tradicionales centenarias destruidas, las galerías de arte aniquiladas: el barrio de Mar Mikhael, que para muchos era el encanto de Beirut, se reduce ahora a un amasijo de ruinas.
«Mar Mikhael era el corazón palpitante de Beirut», cuenta Lina Daoud, una voluntaria de 45 años que distribuye este miércoles agua y comida a socorristas y a habitantes del barrio arrasado.
«Para mí es ahora terreno desconocido. Nunca pensé que llegaría el día en el que vería el barrio así», añade, mientras suenan las sirenas de las ambulancias que recorren el sector.
El distrito se encuentra cerca del puerto de Beirut, donde el martes por la noche se produjeron dos brutales explosiones cuya onda expansiva alcanzó zonas enteras de la capital libanesa matando a más de cien personas.
Hoy, incluso los habitantes de este lugar, el destino favorito de los jóvenes por sus bares y discotecas, ya no lo reconocen.
En su casa tradicional centenaria, Michel Asad, recoge los pedazos de cristal y los coloca en un cubo, que va vaciando sobre una pila de escombros.
Es como si un ciclón hubiera atravesado su casa, enteramente devastada. Pero en la entrada, inmediatamente volvió a poner en su sitio a la estatua de la Virgen María, aunque resultó decapitada por la explosión.
«He vivido en esta casa toda mi vida. Habría podido morir aquí», dice este hombre de 53 años, que no esconde su rabia.
AFP / PATRICK BAZ Una anciana es evacuada del barrio de Mar Mikhael, el 5 de agosto de 2020, famoso por sus casas centenarias y sus bares, devastado por las explosiones de la víspera en Beirut
Con el dedo señala las otras casas tradicionales que constituían el encanto del barrio. Las más antiguas se derrumbaron, otras se quedaron sin tejado o tienen un enorme agujero en la pared.
«Somos cientos, incluso miles aquí» afectados por la explosión, agrega mostrando la extensión de los daños.
Según el gobernador de Beirut, Marwan Abboud, hasta 300.000 personas se han quedado sin casa en una ciudad de unos dos millones de habitantes.
«Como la Segunda Guerra Mundial»
Las aceras de la estrecha calle están cubiertas de cristales rotos y los coches destartalados, con los airbags que sobresalen por las ventanillas, bloquean la calzada mientras sus propietarios esperan a que los retiren.
Entretanto, los socorristas siguen buscando a víctimas en el barrio.
Decenas de personas, arrastrando pesadas maletas, se acumulan para salir del sector. Una anciana, que a duras penas carga con cuatro bolsas, intenta abrirse camino entre la multitud y los escombros.
Otra mujer, que no tiene fuerzas para abandonar su casa, es evacuada por los socorristas que la sacan en la silla de madera en la que estaba sentada en su salón.AFP / PATRICK BAZ Una calle del barrio Mar Mikhael, el 5 de agosto de 2020, el encanto de Beirut devastado por las explosiones de la víspera
Khalil, un hombre de unos setenta años y que lleva una mascarilla, explica que vive en el barrio desde hace unos cincuenta años, incluso en los momentos más críticos de la guerra civil que asoló el país entre 1975 y 1990.
«Durante la guerra, los obuses caían por todos lados. Pero nunca vimos nada igual. No lo habríamos imaginado ni en nuestras peores pesadillas», asegura.
«Es como la Segunda Guerra Mundial», comenta un transeúnte, mientras observa los destrozos y los inmuebles que amenazan con venirse abajo en cualquier momento. A su lado, una mujer llora mientras le explica por teléfono a una amiga la escena de destrucción.
La voluntaria Tala Masri trata de sacar de la acera los trozos de cristal con una escoba.
«Mar Mikhael es nuestro segundo hogar, sobre todo para nosotros, los jóvenes», sostiene esta estudiante de 18 años».
«Incluso con [la pandemia de] el coronavirus, y todo lo que ha ocurrido en el país [crisis política, económica], siempre tuve confianza. Pero ahora, se acabó, no me queda ninguna esperanza», lamenta.