Tras diez semanas de confinamiento, los madrileños se reencontraron este lunes con sus apreciados bares, aunque solamente en las terrazas, mientras los habitantes de otras zonas de España con menos incidencia del virus pueden desde ya bañarse en la playa.
En una calle del centro histórico de la capital, la chocolatería San Ginés, famosa por sus churros con chocolate, tenía puestas esta mañana en su terraza seis de las 13 mesas habituales, para garantizar la distancia de seguridad. El interior del local sigue siendo inaccesible a los clientes.
«Llevamos abiertos 125 años, y es la primera vez que nos quedamos cerrados así», dice a AFP el encargado, Daniel Real.
«Pronto abriremos las 24 horas como antes, pero ahora mismo el turno de la noche queda suprimido, por la ausencia de turistas y porque la discoteca al lado, que suele traernos muchos clientes, sigue cerrada».
Los parques, empezando por el Retiro, también abrieron, después de diez semanas de cierre.
«A mí me da cierta paz que esté abierto de nuevo el Retiro, me reconforta», dice Rosa San José, profesora de instituto 50 años, que vino a caminar con ropa de deporte y mascarilla, antes de teletrabajar desde su casa.
La capital española, así como Barcelona y su área metropolitana y una parte de la región de Castilla y León (norte), entraron este lunes en la primera fase del desconfinamiento progresivo planteado por el gobierno español, que ya había iniciado el resto del país.
En esta etapa se permite la apertura de las terrazas de los bares, de los espacios de culto y de museos o bibliotecas, siempre con aforo limitado y manteniendo las distancias de seguridad, así como las reuniones de hasta diez personas.
Menos de 100 muertos al día
En la última semana, España consiguió contener la mortalidad de la epidemia por debajo de las cien defunciones diarias. Aun así, es uno de los países más castigados del mundo con más de 28,700 fallecidos y unos 235,000 positivos confirmados de coronavirus.
Además de Madrid, el otro gran foco de coronavirus ha sido Barcelona y su área metropolitana.
En el paseo marítimo del antiguo barrio de pescadores de la Barceloneta, la reactivación dejaba imágenes similares a las de Madrid este lunes.
«Tenemos que montar, limpiar, desinfectar y luego quiero hablar con los chicos para concienciarlos de las medidas de seguridad, la distancia, la higiene… Y luego ya a facturar, que ya va siendo hora», dice Nacho García, director del restaurante Barna Beach, a apenas 10 metros de la playa.
Muy cerca, David Polo también prepara las mesas de su bodega Iberia, en primera línea de playa. Con un trapo aplica la disolución de agua y lejía sobre las mesas metálicas que llevaban meses acumulando polvo.
«El problema es que si no abres, los gastos igualmente los tienes. Así que abrimos con mitad de plantilla para intentar cubrir gastos. Vamos a ver si es peor el remedio que la enfermedad», dice este empresario de 46 años.
Los barceloneses pueden desde este lunes pasear, nadar o correr en la playa pero deben esperar a avanzar a la siguiente fase para poder tomarse un baño recreativo o tomar el sol.
En cambio, en las regiones que empezaron el desconfinamiento hace dos semanas y se encuentran ya en la segunda fase de desescalada, las playas pueden abrir por motivos recreativos y los bares pueden utilizar sus espacios interiores.
Es el caso de los archipiéalagos de Baleares o Canarias, la costa norte y gran parte de Andalucía, donde el ministerio de Sanidad pidió que a las autoridades locales controlar los accesos a las playas y la distancia de seguridad entre bañistas.
En sus recomendaciones, Sanidad emplazó a separar las sombrillas con cuatro metros de distancia y delimitar franjas en la arena, algo que en algunos municipios hacían con cintas de colores, dividiendo la playa en numerosos cuadrados, uno para cada grupo.
Por el momento, todo está enfocado al cliente local. Los turistas internacionales, a los que se pide una cuarentena de catorce días cuando entran al país, podrán empezar a volver a España «a partir de julio», según anunció el sábado el jefe de gobierno Pedro Sánchez con tal de promover nuevamente las llegadas de extranjeros al segundo destino turístico del mundo, donde este sector representa un 12% del PIB.