Los 184 obispos reunidos en el Vaticano para el sínodo sobre la Amazonía aprobaron este sábado un documento que pide la introducción del «pecado ecológico», así como la posibilidad de ordenar curas casados y contar con mujeres diáconos, temas tabú para los católicos conservadores.
Los «padres sinodales», entre obispos y cardenales, la mayoría latinoamericanos, en representación de la iglesia católica de los nueve países de la cuenca amazónica, votaron el documento final con 120 puntos, incluidos algunos que van a generar mucha controversia.
Cada punto fue sometido a voto y aprobado por amplia mayoría.
Devastar la naturaleza es pecar
Después de tres semanas de reuniones a puerta cerrada en el Vaticano, en las que se ha hablado de los grandes males de la Amazonía, los obispos consideran que ha llegado el momento de defender el «corazón biológico» de la Tierra, esa inmensa región amenazada por incendios, devastación y miseria.
Además de un «rito amazónico» para las comunidades del Amazonas, con más de 400 pueblos indígenas, han propuesto la introducción del «pecado ecológico», así como impulsar la creación de un «fondo mundial» para «reparar la deuda ecológica» con la selva.
«Proponemos definir el pecado ecológico como una acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el ambiente. Es un pecado contra las futuras generaciones y se manifiesta en actos y hábitos de contaminación y destrucción de la armonía del ambiente», reza el punto 82 del documento.
«Los pecados ecológicos son algo nuevo para la Iglesia. Debemos comenzar a confesarlos», instó la víspera monseñor Pedro Brito Guimaraes, arzobispo de Palmas (Brasil) ante los religiosos.
Durante casi un mes los obispos escucharon el testimonio de indígenas, expertos, misioneros y monjas, quienes denunciaron la devastación de la selva, reconocieron su preocupación por la contaminación del agua con mercurio y por la violencia contra las mujeres indígenas.
El fondo mundial deberá promover un desarrollo integral y autosostenible y «también proteger a las comunidades del ansia depredadora», reconocen.
Al término de la votación, el papa argentino reconoció la importancia que tiene hoy en día la «conciencia ecológica» y mencionó la batalla de la joven sueca Greta Thunberg y de tantos jóvenes que se manifiestan contra el cambio climático.
El papa anunció también que espera elaborar una exhortación apostólica sobre la Amazonía antes de fin de año.
El rito amazónico
Junto al pecado se pide introducir el rito amazónico, que para algunos es una herejía.
La idea de emplear estatuas y símbolos de las poblaciones amazónicas en los ritos litúrgicos ya generó reacciones, sobre todo por parte de los sectores más conservadores.
Varios objetos sagrados para los indígenas y usados durante algunas celebraciones en el Vaticano fueron robados la semana pasada de una iglesia y sucesivamente arrojadas al río Tíber, en un gesto de total provocación que fue condenado por el papa, quien además pidió perdón.
‘Viri probati’
Entre los puntos más polémicos aprobados, con 128 votos a favor y 41 en contra, figura la posibilidad histórica de ordenar como sacerdotes a hombres casados, los llamados «viri probati», muchos de ellos indígenas, para hacer frente a la escasez de curas.
«Proponemos establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente (…) para ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable», reza el documento entregado al pontífice.
Un pedido histórico que podría generar hasta un cisma por la defensa del celibato de los sacerdotes en vigor desde el siglo XI.
Reconocimiento al papel de las mujeres
Otro tema que podría generar controversia fue el pedido de un reconocimiento oficial al papel clave que desempeñan las mujeres tanto religiosas como laicas para difundir la fe católica en la Amazonía.
Los obispos de la región amazónica desean «el diaconado permanente para la mujer» y recalcan que «la sabiduría de los pueblos ancestrales afirma que la madre Tierra tiene rostro femenino», por lo que «se pide que la voz de las mujeres sea oída, que ellas sean consultadas y participen en las tomas de decisiones y, de este modo, puedan contribuir con su sensibilidad para la sinodalidad eclesial».
Las 35 mujeres invitadas al sínodo, pidieron poder votar el documento final, lo que no fue posible.
Francisco se ha propuesto abrir las puertas a las mujeres en la Iglesia, ha designado a algunas en puntos relevantes y les ha dado la palabra en el sínodo, pero sin conceder el voto.
Muchas de las participantes viven en la selva, recorren trochas, bautizan, celebran bodas, escuchan confesiones y conviven con la violencia, el narcotráfico, la prostitución y la explotación de la tierra, tal como han narrado algunas de ellas en Roma y el Vaticano.