Suiza reabrió sus museos tras la pandemia de coronavirus y el público puede volver a contemplar la obra de Edward Hopper, considerado «el pintor del momento» con sus personajes encerrados, solitarios y sus espacios vacíos, que es expuesta en la Fundación Beyeler.
El museo de arte contemporáneo, situado cerca de Basilea, en el noroeste de Suiza, tuvo que interrumpir, a mediados de marzo, la exposición que dedicaba al artista estadounidense.
Pero reabrió sus puertas, al igual que otras instituciones culturales, en el marco de las medidas de desconfinamiento progresivo.
Los visitantes de la Fundación, algunos con mascarillas, deambulan nuevamente con los ojos fijados en las telas del pintor.
A veces, una persona de la seguridad, también enmascarada, los detiene para evitar que un número excesivo de visitantes se encuentre en una misma sala.
La Fundación sale «de su sueño de Bella Durmiente», comenta su director, Sam Keller, en el comunicado que anuncia la reapertura, aunque advierte que «el hechizo del coronavirus aún no pasó».
El museo se sometió a las medidas de protección impuestas, como distanciamiento social, máscaras o viseras en plexiglás para el personal, entradas y salidas separadas, billetes con horario de visita impuesto y número diario limitado de visitantes.
Antes del confinamiento, la exposición acogía a más de 800 personas al día, pero ahora el tope máximo es de 300, explica el portavoz de la Fundación.
Personajes encerrados
«La exposición tuvo un gran éxito hasta principios de marzo, pero tuvimos que introducir un sistema de tope, lo que es inusual porque nuestra filosofía es ofrecer el arte a todos los que quieren venir. Son tiempos nuevos y, de alguna manera, tuvimos que poner un freno», afirma a AFP Ulf Küster, comisario de la exposición en la Fundación.
«Me alegro de poder ver esta exposición. ¡Por fin! Hace tiempo que quería ver a Hopper», exclama con una gran sonrisa, Mirella, una visitante.
Muchas representaciones de los cuadros del pintor estadounidense (1882-1967) fueron compartidas en las redes sociales en las últimas semanas.
Incluso algunas fueron retocadas como «Nighthawks» («Pájaros nocturnos», 1942), uno de sus cuadros más famosos, donde los personajes, que se amontonan en el mostrador de un bar nocturno, fueron borrados por usuarios de internet para expresar el vacío del confinamiento.
Pero, como señalaba a finales de marzo el Süddeutsche Zeitung, el diario alemán de Múnich, «los cuadros de Hopper no necesitan ser retocados, los originales ya describen perfectamente el estado de ánimo del momento».
«Ahora todos somos personajes de Hopper», proclamaba recientemente el Aargauer Zeitung, un periódico suizo local.
AFP / Fabrice Coffrini Tres visitantes contemplan las obras del pintor estadounidense Edward Hopper «Dos puritanos» (izq) y «Atardecer en Cabo Cod» el 15 de mayo de 2020 en la Fundación Beyeler, en Riehen, cerca de Basilea
«A menudo, Hopper representa a personas que parecen prisioneras en sus casas, a personas que se encuentran en sus casas y que ven algo invisible para nosotros, y es bastante emblemático de esta crisis», explica Küster.
Para Mirella, «los grandes espacios vacíos, los personajes como encerrados en los cuadros, se asemejan a la realidad».
Debido a estos casi dos meses de cierre, la exposición se prolongó hasta el 26 de julio, para gran satisfacción de su comisario.
«Es un verdadero alivio también para nosotros que el museo haya reabierto. Estamos entrando lentamente en una especie de rutina técnica que debería permitirnos recuperar cierta normalidad», afirma Küster.