El primer gran crucero que vuelve al mar en el Mediterráneo zarpará el domingo por la noche desde Génova, en un momento en que la industria de cruceros espera recuperarse después de una interrupción devastadora debido a la epidemia de coronavirus.
La salida del MSC Grandiosa -de la compañía MSC Cruceros- desde el puerto de Génova (noroeste) a las 19h30 (17h30 GMT) representa una prueba de alto riesgo para el sector de los cruceros, tanto en el mercado clave del Mediterráneo y más allá.
Debe hacer escala en los puertos de Civitavecchia cerca de Roma, Nápoles, Palermo y La Valeta, en Malta, durante este crucero de siete días.
La industria de cruceros se ha visto perjudicada por la crisis económica derivada de la crisis sanitaria, pero también por las críticas sobre su gestión de la epidemia a bordo de los buques en el momento de los primeros casos.
El competidor de MSC Cruceros, Costa Cruceros (filial de Carnival), decidió por su parte retrasar a septiembre la reanudación parcial de sus cruceros.
El sector de los cruceros en Europa representa un volumen de negocios de 14,500 millones de euros (17,000 millones de dólares) al año y cerca de 53,000 empleos, según la Asociación Internacional de las Compañías de Cruceros (CLIA), que estima en cerca de 25,500 millones de euros (30,000 millones de dólares) las pérdidas generadas en Europa debido a la interrupción de los cruceros.
El gobierno de Italia, que se esfuerza por reactivar la moribunda economía del país tras un confinamiento de más de dos meses, dio luz verde a los operadores de cruceros para comenzar a operar nuevamente a partir del 15 de agosto.
MSC dijo que, por ahora, sus barcos navegarían a alrededor del 70 por ciento de la capacidad normal de pasajeros.
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Riesgos
Las miradas del sector estarán puestas sobre el MSC Grandiosa, después del fracaso de una pequeña compañía noruega, Hurtigruten, que fue forzada a principios de este mes a suspender de nuevo sus cruceros luego de que decenas de pasajeros y miembros de la tripulación se contagiaran de coronavirus.
Las autoridades sanitarias mundiales han criticado la lenta reacción de las compañías de cruceros frente a la propagación del virus antes de parar los barcos por completo en marzo. A bordo, los restaurantes o gimnasios seguían operando y los equipos de protección personal escaseaban.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, suministrados por la CLIA, se registraron 3,047 casos y 73 fallecimientos por contaminación a bordo de cruceros afiliados a la asociación.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, que en julio extendieron una orden de no navegar en aguas estadounidense hasta el 30 de septiembre, dijeron que los espacios cerrados para vivir y trabajar de la tripulación, junto con entornos parcialmente cerrados, contribuyeron a un «mayor riesgo» de infección en los cruceros que en otros lugares.
MSC Cruceros afirma que su nuevo protocolo de seguridad supera las normas nacionales y del sector. En la terminal de embarque, antes de subir a bordo, los pasajeros y tripulantes serán sometidos a un análisis de sangre, y les tomará la temperatura diariamente.