Los huracanados vientos que alimentan los incendios incontrolados del sur de California, y que han obligado a evacuar a cientos de miles de personas, abrieron nuevos focos cerca de la ciudad de San Diego.
Desde que estalló en la noche del lunes en el condado de Ventura, a una hora al noroeste de Los Ángeles, el llamado incendio Thomas ha arrasado ya 53.400 hectáreas, un área que triplica el tamaño de la capital estadounidense, Washington DC, y sólo está contenido en un 10%.
Los bomberos luchan día y noche bajo una espesa nube de humo negro por combatir las llamas en seis frentes, que han destruido centenares de inmuebles, incluidas mansiones que valen millones de dólares.
Con ráfagas de hasta 100 km/h, los feroces vientos de Santa Ana generan para este viernes un «peligro extremo de incendios», advirtieron las autoridades. El alerta roja fue ampliada al resto del fin de semana debido también a la baja humedad esperada.
A pesar de la intensidad de las llamas, las autoridades reportaron hasta ahora un solo fallecido: una persona no identificada en Ventura.
– Evacuación de caballos –
A más de 250 km al sur, el incendio Lilac crecía a un ritmo alarmante, después de arrasar ya con 1.600 hectáreas desde que arrancó el jueves de mañana, obligando además a una ola de evacuaciones.
Cuatro personas hasta ahora resultaron heridas de quemaduras y por inhalación de humo en el área de Lilac.
Las llamas cobraron además la vida de más de dos docenas de caballos de carreras, luego de destrozar ocho establos en el centro de entrenamiento San Luis Rey, en la población de Bonsall, donde había unos 500 ejemplares.
«Un 75% de los establos fueron consumidos por el fuego, que se movía tan rápido que no pudieron evacuar todos los caballos», dijo el jefe de bomberos Ross Fowler. «Es difícil cuando los caballos tienen miedo, no obedecen, son pesados y pueden herirte».
En un pueblo vecino, Fallbrook, la AFP constató el nivel de destrucción. Con un cielo despejado y palmeras en el horizonte, un vecino camina entre un escenario apocalíptico de casas destruidas por el fuego: todo negro, hecho cenizas, solo quedan algunas meses metálicas, rejas, mientras los bomberos inspeccionan las ruinas en busca de posibles focos que puedan generar un nuevo incendio.
Beneficiándose de una tregua del viento, los bomberos aprovecharon para lanzar agua sobre haciendas y residencias afectadas en ambos poblados.
– «Estaba en pánico» –
En Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos, los bomberos pudieron controlar parcialmente el incendio Skirball, que se abalanzó sobre el exclusivo barrio de Bel-Air, donde varias celebridades tienen propiedades.
Lujosas mansiones quedaron engullidas por las llamas. El magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch tiene allí una viña de 30 millones de dólares, Moraga Bel Air Winery, que hasta ahora no reportó mayores daños.
Los otros incendios en la metrópoli californiana siguen avanzando: el Rye consumió 2.400 hectáreas y está 35% contenido; y el Creek, el mayor y más peligroso en la zona, que se extendió por 6.000 hectáreas y devastó 60 inmuebles, la mitad de ellos casas familiares, está contenido 40%.
El incendio Liberty en el condado de Riverside, al este de Los Ángeles, consumió 120 hectáreas y está apenas contenido (5%).
«El incendio estaba allí en la acera», dijo Judy Herman (76) recordando cuando evacuó su casa en Murrieta, que resistió. «Estaba en pánico».
Varias órdenes de evacuación en Los Ángeles fueron levantadas en la tarde.
El gobernador de California, Jerry Brown, declaró el estado de emergencia en los condados de Santa Barbara, San Diego, Los Ángeles y Ventura, al igual que el presidente Donald Trump, que autorizó el uso de recursos federales para apoyar en la emergencia.
El año 2017 ha sido el más letal en cuanto a incendios en la región: más de 40 personas murieron en más de una decena de incendios que devastaron una zona de viñedos en el centro de California en octubre.