Los contrastes del país cansan a los brasileños de Neymar

La operación en un pie de Neymar movilizó a los medios de comunicación del mundo entero pero, en Brasil, una parte de la población preferiría que la atención se enfocara en los graves problemas que azotan al país.

El talento de la estrella de la ‘Seleçao’ no se pone en duda en ‘el país del fútbol’, pero sí su imagen de niño mimado.

El jugador más caro de la historia, de 26 años, fue operado el sábado en el hospital Mater Dei de Belo Horizonte (sudeste), un centro privado ultramoderno. Los vidrios tintados le dan un aire de edificio de negocios y en la azotea hay un helipuerto, que Neymar utilizó cuando fue dado de alta el domingo.

Del otro lado de la calle, la maternidad pública Odete Valadares, como la mayoría de los hospitales públicos de Brasil, sufre de falta de personal y de todo tipo de equipamientos, inclusive de camas. Las paredes rosa pálido lucen decrépitas y hay varias ventanas rotas.

«Faltan camas en el sector de urgencias de los recién nacidos para atender la demanda. A veces, las pacientes tienen que dormir en camillas», explicó un médico de la maternidad, Klaus Morales, en un mensaje público en Facebook el día de la operación de Neymar.

«A 50 metros de aquí, en el hospital Mater Dei, Neymar se va a operar un dedo del pie (…) Helicópteros sobrevuelan la zona sin pausa y los medios solo hablan de esto, mientras aquí nuestros pacientes deben esperar horas para poderse tratar», añadió Morales, que considera la situación «vergonzosa».

– Glamur y cariños –

Decenas de cámaras montaron guardia durante horas frente al Mater Dei mientras Neymar estuvo internado.

«La sanidad está en crisis (…) y tenemos grandes problemas de inseguridad que no tienen la atención que merecen en los medios», dijo a AFP-TV Priscila Silveira, una funcionaria de 28 años de Belo Horizonte.

Brasil tiene una de las tasas más altas de homicidios en el mundo y, después de dos años de recesión de la que apenas empieza a salir, cuenta con más de 12 millones de desempleados.

«Para nosotros, es complicado ver una figura pública tan importante en el extranjero como Neymar, mientras aquí estamos sufriendo con tantas cosas (… ) la violencia, asaltos todos los días o una educación pública pésima, además de los problemas de corrupción», afirmó Aderaldo Pulquerio, empleado de mantenimiento de 47 años.

La estrella brasileña molesta a muchos por sus extravagancias.

El mismo descontento se siente en Rio de Janeiro, donde Geraldo de Oliveira, un taxista de 62 años, no esconde su enojo.

«Es una pequeña cirugía en un dedo… Si eso nos pasa al resto, ni nos operaríamos (…), en los hospitales ni nos atenderían. Pero como el tipo tiene dinero, aprovecha», dice.

Entre los admiradores de Neymar que se acercaron al Mater el sábado figuraba un hombre en silla de ruedas, Sanderson, que llevaba un cartel: «Me quebré el tobillo y la rodilla. Necesito su apoyo y el de su equipo médico».

El crack por el cual el PSG francés desembolsó 222 millones de euros empezó su rehabilitación el domingo en su residencia en el balneario de Mangaratiba, evaluada en unos diez millones de dólares, en el litoral de Rio.

Entre sus vecinos figuran varias celebridades, inclusive políticos acusados de corrupción.

Algo que no ayuda a su popularidad, aunque el delantero se acerque al público más joven compartiendo su lado más íntimo en la redes sociales… siempre con un toque de glamur y polémica.

El viernes, antes de la operación, el jugador publicó en Instagram una foto en la que besa apasionadamente a su novia, la famosa actriz de telenovelas Bruna Marquezine, sentada sobre sus piernas en una silla de ruedas.

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