Con vivas a los «héroes anónimos, las comunidades indígenas, la fraternidad universal y la grandeza cultural de México», el presidente Andrés Manuel López Obrador puso su sello este domingo al tradicional grito de la independencia mexicano, acto central de la celebración de fiestas patrias.
El mandatario izquierdista, que asumió el poder en diciembre, lanzó un total de 20 vivas en su primer grito de independencia, distinguiendo así su debut en esta festividad nacional, que concentra a miles de personas en la plaza principal de Ciudad de México.
López Obrador ya había anticipado a través de Twitter su intención de sumar motivos a la tradicional arenga.
«Quise menos o más pero ya decidí que serán, por las circunstancias y por imprescindibles, veinte ¡vivas! para mañana por la noche», escribió en la red social el sábado.
El mandatario, autoproclamado fundador de una nueva etapa de la historia republicana de México, a la que denomina la Cuarta Transformación, incluyó también en su recuento a los héroes y precursores de la independencia como Miguel Hidalgo, Leona Vicario e Ignacio Allende.
La ceremonia del grito emula el discurso que Hidalgo pronunció al amanecer del 16 de septiembre de 1810, convocando al pueblo de Dolores, en el actual estado de Hidalgo (centro), a la rebelión contra las fuerzas virreinales.
Este acto marcó el inicio de la lucha independentista de México que se concretaría recién en 1821 y que coincide con gestas similares en otros naciones de América Latina.
Aunque no existe una restricción respecto al número de arengas o vivas que puede lanzar un presidente durante el grito, la mayor parte de ellos suele respetar un canon habitual de unas 10, siete de ellas dedicadas a héroes de la independencia y la historia del país y los tres últimos a México.
En la historia reciente, entre los mandatarios que han dado un toque personal al grito de independencia se encuentran Vicente Fox (2000-2006), quien cada año cambió e incluyó nuevos elementos y personajes, o Ernesto Zedillo (1994-2000), quien lanzó vivas a la libertad, la justicia, la democracia y la unidad de los mexicanos.
En la década de 1970, el presidente Luis Echeverría saludó a «los países del tercer mundo», mientras que en los 1930, Lázaro Cárdenas, uno de los grandes referentes políticos de López Obrador, lanzó vivas a «la revolución social».