El gobierno británico anunció el lunes que aportará ayuda financiera al desarrollo de una vacuna contra el nuevo coronavirus aparecido en China por parte de un organismo público-privado, la CEPI, que contará con la ayuda del gigante farmacéutico británico GlaxoSmithKline (GSK).
La Coalición para la Innovación en Preparación ante las Epidemias (CEPI) es un grupo de investigación bajo la égida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que incluye a organismos públicos con el Instituto Pasteur francés y empresas privadas como Takeda o Sanofi.
Fue creada en 2017 para atajar epidemias como la del ébola en África.
El ministerio británico de Sanidad anunció en un comunicado que aportará 20 millones de libras (26 millones de dólares) a este organismo para desarrollar nuevas vacunas contra las enfermedades más mortíferas, entre ellas el nuevo coronavirus (cuyo nombre científico es 2019-nCoV).
La CEPI anunció en el foro económico de Davos en enero que trabajaba en el desarrollo de una vacuna contra el virus chino. Las pruebas clínicas que podrían tener lugar en unos meses.
«Es un calendario extremadamente ambicioso y no tendrá precedente en el campo del desarrollo de una vacuna. Es importante recordar que si lo logramos, y no existen garantías, habrá que enfrentar nuevos desafíos antes de que la vacuna esté disponible a gran escala», advirtió Richard Hatchett, director general de la CEPI, citado en el comunicado del ministro de Sanidad.
Por su parte, el laboratorio británico GSK, un peso pesado de la industria farmacéutica mundial, anunció en un comunicado separado que portará su tecnología de fabricación de adyuvantes para las vacunas.
Los adyuvantes son substancias utilizadas para aumentar la eficacia de las vacunas incrementando la respuesta inmunitaria, lo que permite fabricar un número mayor de dosis.
El nuevo coronavirus causó al menos 361 muertos, de los cuales 57 únicamente el domingo, según el último balance de la epidemia, que ya superó al SRAS en China.