Los rayos del sol podrían acabar con el nuevo coronavirus en unos pocos minutos, según un experimento realizado por un laboratorio de alta seguridad del gobierno estadounidense y alabado por Donald Trump, pero la comunidad científica cuestiona su metodología y relevancia.
La presentación fue realizada el jueves en la Casa Blanca por el asesor científico del Departamento de Seguridad Nacional Bill Bryan, durante una conferencia de prensa junto al presidente estadounidense.
«Esperen a ver estos números, no van a poder creerlo», anunció Donald Trump antes de la exposición.
Según la única tabla presentada, el SARS-COV-2, nombre científico del coronavirus que causa la enfermedad de COVID-19, pierde la mitad de sus partículas en menos de dos minutos cuando está bajo un sol de verano, de acuerdo a una simulación realizada en una caja que reproduce los rayos del sol.
El laboratorio que llevó a cabo el experimento, el Centro Nacional de Análisis y Contramedidas de Biodefensa, fue creado en la década de 2000 para responder a las amenazas del bioterrorismo.
Se encuentra en Fort Detrick, a una hora de Washington. Es un laboratorio de bioseguridad de nivel 4, el máximo, asociado con instituciones de referencia, incluidos los Institutos Nacionales de Salud.
Según Bill Bryan, los investigadores también probaron la resistencia del virus a diversas condiciones de temperatura y humedad en interiores.
En condiciones normales (21-24°C, 20% de humedad), en interiores, la «vida media» del virus en superficies como las manijas de las puertas es de 18 horas y una hora en el aire.
Pero en esas superficies se reduciría a seis o incluso una hora al aumentar el calor y la humedad.
El problema central con esta presentación es que el estudio no ha sido publicado. En el ámbito científico, los investigadores normalmente escriben un artículo que presenta su método y sus resultados, y lo envían para su evaluación a un comité de lectura compuesto por científicos independientes del mismo campo.
¿Estacionalidad?
«Sería bueno saber cómo se realizó la prueba y cómo se establecieron los resultados», dijo a la AFP Benjamin Neuman, biólogo de la Universidad de Texas A&M-Texarkana.
«No porque necesariamente esté mal hecho, sino porque existen diferentes métodos para contar virus, dependiendo de los aspectos que queramos estudiar».
En general, los virólogos han establecido que los rayos ultravioleta del sol (A y B) pueden dejar a los virus inactivos, dependiendo de las condiciones de exposición.
Los rayos UV dañan el material genético de las células y los virus (ADN o ARN). Es por eso que los humanos se protegen con protector solar.
«El estudio confirma lo que sabemos sobre otros virus», dijo Vincent Racaniello, profesor de virología en la Universidad de Columbia.
Pero lo que se sabe sobre otros virus no se aplica necesariamente a este recién llegado.
En 2004, los investigadores expusieron el coronavirus SRAS, responsable de otra epidemia en 2003, a los rayos UV-A durante 15 minutos y no lograron neutralizarlo.
En contraste, una rebanada UV llamada UV-C se usa para matar gérmenes. La atmósfera de la Tierra absorbe los rayos UV-C del sol, pero en China desde hace mucho tiempo se recurre a lámparas especiales para desinfectar equipos médicos y hospitales e incluso autobuses.
Los investigadores observan que el valor de la desinfección por el sol es, en cualquier caso, limitado.
La gran interrogante reside en la posible estacionalidad del coronavirus, y aquí es donde los nuevos resultados sobre humedad y temperatura pueden dar esperanzas de que al norte del ecuador el verano haga frente a la pandemia.