El Liverpool podría haber ganado oficialmente su primer título de campeón inglés desde hace 30 años este lunes en un derbi ante el Everton. Pero debido a la epidemia de coronavirus su triunfo podría quedar aplazado o incluso no llegar a ocurrir.
Para proclamarse campeón en Goodison Park, el Manchester City tenía que haber perdido contra el Burnley el sábado. Pero aunque no se hubiera dado este resultado, los Reds tienen el campeonato en el bolsillo, con los 25 puntos que sacan a los Citizens.
En principio, el campeonato inglés está suspendido hasta el 4 de abril, pero la incertidumbre ligada al coronavirus, que prácticamente ha paralizado el deporte mundial, pone en duda incluso su título.
En este contexto de crisis, el Liverpool quiere tener un comportamiento digno, sin caer en lo que sería una frustración legítima sobre un campeonato en el que tenía atada la victoria final.
«Como ya he dicho antes, el fútbol es siempre la más importante de las cosas no importantes», declaró el viernes en un mensaje a los hinchas el técnico alemán de los Reds Jürgen Klopp.
‘Fútbol, sin ninguna importancia’
«Pero hoy el fútbol y los partidos no tiene verdaderamente ninguna importancia. Si hay una elección entre el fútbol y el bien común, no tengo ninguna duda, realmente ninguna», añadió.
Un discurso a la altura del desafío que le valió a Klopp el agradecimiento del director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Adhanon Ghebreyesus, que lo calificó de «potente mensaje».
Los hinchas de los Reds, que sueñan con su primer título en tres décadas, también se han movilizado contra la epidemia y sus consecuencias.
El grupo ‘Spirit of Shankly’ -nombre del mítico entrenador de los Reds entre 1959 y 1974- pidió al club «seguridad de que los trabajadores que no son jugadores no tendrán pérdidas de salario por tareas que serán anuladas».
Frustrante también, la suspensión del fútbol le llega al Liverpool tras su eliminación del miércoles en la Liga de Campeones, en la que defendía título, ante el Atlético de Madrid en la prórroga. Pocos días antes cayó en Copa de Inglaterra contra el Chelsea.
Una mala racha en medio de la fantástica temporada de los Reds, impresionantes en el campeonato, gracias a una columna vertebral formada por Alisson Becker en la portería, Virgil van Dijk en defensa y un trío de ataque formado por Roberto Firmino, Mohamed Salah y Sadio Mané.
¿Triunfo amargo?
Frente a la incertitud sobre las próximas semanas y sobre la capacidad para reprogramar las 9 jornadas de la Premier League restantes, la hipótesis de un cierre, puro y simple de la temporada, gana enteros.
A pesar de la relevancia de no tener un campeón, cada vez más clubes prefieren poder proyectarse a largo plazo, en la próxima temporada, antes que navegar en las dudas sobre cuándo se podrá volver a jugar.
Si las reglas no son claras sobre una cuestión tan infrecuente, el Liverpool no debería ser privado de su título, cuando ya se han disputado tres cuartos del curso, 29 jornadas de 38.
«Todo el mundo en el fútbol sabe la temporada fantástica que han hecho y el equipo formidable que son», admitió el domingo el presidente del Brighton, Paul Barber.
«Sería increíblemente injusto que el título no fuera atribuido al Liverpool», añadió.
Pero ganar en los despachos, sin una fiesta en el césped, tendría un gusto amargo. Injusto tras las tres décadas de espera y el excepcional fútbol desplegado hasta febrero.