Al paso de un camión de 30 toneladas por una concurrida calle de la ciudad palestina de Hebrón, los hombres se quedan boquiabiertos al ver al volante a una mujer menuda, con el rostro enmarcado por un velo islámico de color morado.
Dalia al Darawish se prepara para convertirse en una de las pocas palestinas que conducen camiones pesados.
«Es un símbolo», explica la joven de 26 años a la AFP. «Esto demuestra que se puede hacer de todo como mujer. Puedes trabajar, conducir un semirremolque, lo que sea».
Al igual que esta madre de dos hijos, cada vez más mujeres palestinas están rompiendo las barreras tradicionales en la conservadora ciudad de Hebrón, en el sur de Cisjordania, un territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.
«Algunos me apoyaron, pero eran la minoría», dice Dalia. «La gente me grita en la calle, ‘¿Por qué conduces un camión?'», cuenta. «Cuando cometía un error, los hombres gritaban ‘es imposible (para ti)'».
Artista
En las últimas semanas, los palestinos, en su mayoría mujeres, han salido a la calle a defender los derechos de la mujer tras el asesinato de una joven de 21 años, Israa Ghrayeb.
Se acusa a su familia de haberla golpeado hasta la muerte después de que publicara en Instagram una foto de ella con un hombre que iba a ser su prometido.
Los manifestantes piden a las autoridades más iniciativas para proteger a las mujeres, pero también más igualdad.
Según un estudio del Banco Mundial publicado el año pasado, el 58% de las mujeres cualificadas de 25 a 34 años estaban desempleadas, frente al 23% de los hombres de la misma edad.
Wafaa al Adhami soñaba con ser una artista en su juventud. Luego se casó, dio a luz a seis hijos y enterró sus ambiciones por no haber continuado sus estudios.
Pero cinco años atrás, cuando sus hijos habían crecido, esta palestina de 46 años comenzó a mejorar su preparación. Durante horas, vio videos de artistas en YouTube. «Las clases de pintura y arte son caras y no tenía tiempo», explica. «Me gusta ser autodidacta. Cada artista tiene su propio estilo y quería encontrar el mío».
Sobre la mesa del comedor, donde juegan también los niños, ha desarrollado una técnica propia esculpiendo diferentes capas de pinturas sobre un lienzo. Su primera exposición, en la que reveló unas 40 obras, tuvo un gran éxito local.
Libertad
Un poco más lejos en Hebrón, Asia Amer ha montado el primer restaurante exclusivamente para mujeres de la ciudad, anuncia con orgullo.
En el «restaurante de la reina», las mujeres pueden sentirse como en casa. Las que llevan el velo pueden quitárselo ya que las clientes son todas mujeres.
«Las mujeres tienen derecho a un lugar donde pueden relajarse, donde no hay restricciones ni nadie que las observe», explica la empresaria de 31 años. «Soy la prueba de que las palestinas no se quedan en casa cocinando y cuidando a los niños».
En el centro donde se examina, Dalia al Darawish para el camión y espera nerviosamente el veredicto del examinador. «Me alegra anunciarle que ha aprobado», dice. «¡Todo lo que le pedí durante el examen lo hizo y lo hizo bien!».