- Así lo muestra un estudio realizado por la Universidad de Bath (Reino Unido)
La erupción del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai de enero fue uno de los eventos volcánicos más explosivos de la era moderna, con ondas que dieron siete vueltas al mundo.
Así lo ha confirmado un nuevo estudio publicado en la revista ‘Nature’, que ha comprobado que creó ondas que reverberaron alrededor de la Tierra y alcanzaron los 100 kilómetros en la ionosfera.
Dirigido por investigadores de la Universidad de Bath (Reino Unido), el estudio combina amplios datos satelitales con observaciones a nivel del suelo para mostrar que la erupción fue única en la ciencia observada tanto en su magnitud como en su velocidad, y en el alcance de las ondas gravitacionales y atmosféricas de rápido movimiento que creó.
Tras una serie de eventos menores que comenzaron en diciembre de 2021, Hunga Tonga entró en erupción el 15 de enero de este año, produciendo un penacho vertical que se extendió más de 50 km por encima de la superficie de la tierra.
El calor liberado por el agua y la ceniza caliente del penacho siguió siendo la mayor fuente de ondas gravitacionales en la Tierra durante las siguientes 12 horas. La erupción también produjo ondas gravitacionales que, según las observaciones por satélite, se extendieron por la cuenca del Pacífico.
La erupción desencadenó ondas en nuestra atmósfera que reverberaron alrededor del planeta al menos seis veces y alcanzaron cerca de sus velocidades máximas teóricas, las más rápidas jamás vistas dentro de nuestra atmósfera, a 320 metros por segundo.
Los autores del artículo describen el hecho de que un único evento dominara una región tan extensa como algo único en el registro de observaciones, y que ayudará a los científicos a mejorar los futuros modelos meteorológicos y climáticos de la atmósfera.
El doctor Corwin Wright, investigador universitario de la Royal Society en el Centro de Ciencias Espaciales, Atmosféricas y Oceánicas de la Universidad de Bath, y autor principal del artículo, asegura que «se trata de una explosión realmente enorme, y realmente única en términos de lo observado por la ciencia hasta la fecha. Nunca antes habíamos visto ondas atmosféricas que dieran la vuelta al mundo, ni a esta velocidad: viajaban muy cerca del límite teórico».
«La erupción fue un experimento natural increíble –añade en un comunicado–. Los datos que hemos podido reunir sobre ella mejorarán nuestra comprensión de la atmósfera y nos ayudarán a mejorar nuestros modelos meteorológicos y climáticos».
Por su parte, el coautor doctor Scott Osprey, del Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas, con sede en el Departamento de Física de la Universidad de Oxford, espera ver más impactos de la erupción del Hunga Tonga.
«Nuestro estudio muestra muy bien cómo el sorprendente despliegue de ondas globales es impulsado por las enormes cantidades de agua de mar vaporizada durante la erupción. Sin embargo, mi intuición es que esta erupción puede tener más consecuencias –advierte–. A medida que la excepcional cantidad de vapor de agua se extienda por la estratosfera, las miradas se dirigirán al agujero de ozono de la Antártida y a su gravedad en primavera».
Los investigadores se centran ahora en colaborar con sus colegas de los centros de previsión meteorológica y climática para ver cómo se puede utilizar la información obtenida de la erupción para hacer mejores predicciones en el futuro.