- Parece poco probable que el presidente Bernardo Arévalo pueda lograr que el Congreso apruebe su iniciativa de ley y mientras, la «Vieja alianza» mantiene su fuerza opositora.
El presidente Bernardo Arévalo está en una situación incómoda, con fuerzas institucionales muy fuertes que se oponen al cambio de la fiscal general, Consuelo Porras y a la lucha anticorrupción prometida por el mandatario en la pasada campaña electoral.
Esta terminando una semana oscura para el gobierno de Arévalo, que empezó el pasado domingo por la noche, cuando anunció que presentaría al Congreso de la República una iniciativa de ley para poder remover e la fiscal general, a quien se le señala de incumplimiento de deberes, encubrimiento, obstrucción a la justicia y otros delitos que justificarían su cambio.
El anuncio desencadenó acciones que involucraron a la fiscal Porras, la Corte de Constitucionalidad (CC), y el propio Legislativo, todos alineados en la misma dirección, lo que hizo que la iniciativa de ley ni siquiera fuera conocida por el pleno de diputados, ante la ausencia de los representantes de los partidos que siguen integrando la «Vieja alianza», ahora opositora.
Al hacer un balance de las fuerzas de esa «Vieja alianza», se puede ver que el apoyo institucional a Consuelo Porras es fuerte, aunque Arévalo cuenta con el respaldo de la comunidad internacional y de sectores populares, aunque estos últimos más debilitados de lo que se mostraron en septiembre y octubre pasado, principalmente porque «no llega la primavera anunciada» por el mandatario en su toma de posesión.
Respuesta inmediata del MP, la CC y el Congreso
El anuncio del presidente provocó que tres instituciones participaran en la nueva batalla que se libra. La CC resolvió a favor de Porras un amparo, a pesar de que no se opone a que el mandatario presente la iniciativa de ley, pero el mensaje fue contundente: La Corte está a favor de que la fiscal general continúe en el cargo.
La resolución va en la línea que mantiene desde los tiempos del presidente Alejandro Giammattei, cuando se integró la «alianza oficialista».
Luego vino el discurso encendido de la Consuelo Porras, quien llegó a decirle directamente al presidente Arévalo lo siguiente: «¡Ya deje de mentirle a la gente! Sea serio y póngase a trabajar», negando todo lo que se ha dicho sobre su labor al frente del MP.
Ese mismo día se produjo otra demostración de la oposición, cuando en el Congreso de la República se volvió a mostrar la fuerza de la «Vieja alianza», al ausentarse 107 de los 160 diputados, lo que impidió que la iniciativa de reformas a la ley del MP se pudiera conocer. por emergencia nacional, como pretendía el Movimiento Semilla.
Las bancadas que se ubicaron del lado de esa fuerza opositora son las de los partidos Vamos (de Giammattei), UNE (Sandra Torres), Cabal, Valor (Zury Ríos), Unionista (Álvaro Arzú), Todos (Felipe Alejos), Viva, Cambio, y algunos diputados de otras bancadas. Al ver el comportamiento de estas bancadas, resulta poco probable que la iniciativa del presidente pueda prosperar en el pleno algún día.
Instituciones afines, pero en espera
Además de la CC, el MP y el Congreso, hay otras instituciones que forman parte de la «vieja alianza»: La CSJ, la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) y la USAC, esta última vital para seguir contra las acusaciones del MP en contra del presidente Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera, a quienes tratan de vincular con la ocupación del campus de la Universidad cuando se produjo la protesta estudiantil a causa del fraude para elegir rector.
En los últimos días se ha conocido también de movimientos «extraños» en las filas del Ejército, luego de que algunos altos oficiales intentaran reclamar al ministro de la defensa, general Henry David Sáenz Ramos, por haber acompañado al presidente Arévalo en la marcha hacia el Congreso para entregar la iniciativa de Ley. El mandatario estuvo acompañado de todo su gabinete de ministros en esa ocasion.
Aunque no se puede asegurar que la institución como tal está en contra del mandatario, lo sucedido lanza luces de alerta por lo que pueda suceder en el futuro.
El PDH, Alejandro Córdova, se ha caracterizado por su silencio desde que asumió el cargo. No ha defendido la libertad de expresión, como tampoco ha emitido alguna crítica o censura en contra de las autoridades del sector justicia, que se resisten a actuar con independencia y en apego a las leyes y Constitución del país.
Parece difícil de comprender, pero el presidente Arévalo está en clara desventaja frente a la «Vieja alianza», que trabaja para entorpecer la labor del mandatario y hacer fracasar sus políticas, especialmente su lucha anticorrupción.