LaRed ¡… con una mano! ¡Oh! ¡Ah!… (… sin moverme, sin reírme, con una mano, en un pie…)

Por Crispino Picón Rojas

Con los nintendos, juegos en IPad o en smartphones, los jóvenes, de 35 años para abajo, no conocieron el alegre juego del ¡Oh! ¡Ah!… Por eso, se los resumo así: es un juego con pelota, que uno lanza contra la pared, mientras va cumpliendo con el grado de dificultad que se va diciendo… ¡sin moverme, sin reírme, en un pie, con una mano, adelante, atrás, adelante y atrás, media vuelta, vuelta entera… y nada más! Vale la pena probarlo, es divertido.
Por lo que me han contado mis colegas meseros, muchos de los políticos que actualmente están en aprietos legales o con sus candidaturas, es porque no fueron muy hábiles con este juego –como en Chíviri Cuarta–, por eso terminan haciendo que la pelota se les escape de las manos.
La que seguramente fue campeona en este tipo de entretenimientos infantiles es Zury Ríos, porque le ha ido bien en Chíviri Cuarta, Tenta y, ahora, en ¡Oh! ¡Ah!…, porque, aunque estuvo a punto de botar la pelota cuando dijo sin reírme, ha pasado todas las instancias y su candidatura sigue campante, a pesar de los juicios en contra de su papá, por genocidio, y su hermano, Enrique Ríos Sosa, quién se pasó de vivo con las finanzas del Ejército.
La lista de los políticos malitos para ¡Oh! ¡Ah!… es larga, pero uno que es chueco para el juego, pero se la pasa baboseándose a medio mundo, es el famoso Pollo Ronco, Alfonso Portillo, que está bota que bota la pelota, pero la recoge y quiere seguir jugado –aquí el que pierde, sale–, ya que él está acostumbrado a ir contra las reglas. Algunos dicen que es como Quico –Chavo del Ocho–, que nunca quiere soltar la pelota. El clavo es que su primer juez el TSE, que ya lo sacó, pero ahora espera que los magistrados en la CSJ y la CC –que tiene a paga– logren los votos necesarios para que él pueda seguir jugando, aunque botará mil veces más la pelota… ¡seguro!
Me cuentan mis colegas que la gente de Líder sí está como once mil diablos, porque hay muchos que no pueden con el ¡Oh! ¡Ah!… y la chorrean a cada rato. Pero la preocupación mayor la tienen con Edgar Barquín. Él necesita que los honorables de la Corte lo dejen llegar hasta … ¡vuelta entera… y nada más! (el final del juego), porque los jueces principales –CICIG y el MP– lo quieren fuera del juego. Por eso la bravata que se tiró Baldizón con ese rollo de ir a la OEA y salir en CNN.
Por cierto que en ese canal de noticias no le fue bien con el ¡Oh! ¡Ah!… Cada vez que tiraba la bola (decía al-go), la botaba (metía la pata). Eso sí, parecía presidente, porque a todos los mandatarios que entrevista el Fer-nando del Rincón, hacen lo mismo: hablar cuentos de su país y de lo que les pasa.
Pero en el fondo, Baldizón sabe que la lucha que tiene que librar está en las cortes –Suprema y salas–, en donde tiene que retrasar todo lo que pueda que pongan a jugar ¡Oh! ¡Ah!… a su compañero de fórmula, el que con solo verlo ensayar se ve que no aguantará con la pelota mucho tiempo, porque las escuchas telefónicas con el famoso Chico Dólar dejan al desnudo que le estaba haciendo campañotas en la Superintendencia para que lavara su dineruco. Cuando empiece a jugar, el tiempo que aguante sin perder, será clave. Dicen las malas lenguas que hasta mandó un mensaje al embajador Todd Robinson, pidiéndole pelo, pero la respuesta fue negativa, porque le dijo que esa figura de dejar que el juego siga son castigo, no existe en ¡Oh! ¡Ah!…
La que da un poco de risa cuando juega, es la pobre de Roxana Baldetti, porque ni bien dice ¡Oh! ¡Ah!… y la pelota ya se le cayó. Como que está réquete nerviosa desde que le volaron la visa. Lo peor, es que hace poco le dijeron que pronto podría ir a jugar el juego, pero a Miami… y sin visa. Todo, porque la Marllory Chacón la podría haber invitado.
Este juego, de verdad, tiene de pelos a muchos. El que es cuidadoso y no quiere que la pelota se le caiga, es Alejandro Sinibaldi, por eso la juega despacito y en otro lugar. Con él se podrían ir un montón de diputados y otros exfuncionarios del Ministerio de Comunicaciones, porque no sabían que pronto los pondrán a jugar, y no entrenaron nada. Ellos pensaron que el tema era político y estaban réquete contentos cuando el Sipi anunció que no sería candidato… Pero nel, parece que les llegan pronto Thelma la Feroz Aldana e Iván el Temible Velázquez, los jueces máximos de este juego.
Lástima que el tiempo no alcanza para poner a jugar a más candidatos, porque muchos son los que la gente se pondría feliz viéndolos en apuros para retener la pelota en ¡Oh! ¡Ah!…

 

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