La solidaridad emerge en las redes sociales en un Reino Unido confinado

Con guantes, Stephanie Cheung deja una bolsa de compras en la puerta de una desconocida de su barrio. No la vio por primera vez hasta hace poco, en uno de los grupos de autoayuda que aparecieron en Facebook en el Reino Unido frente al nuevo coronavirus. 

Esta londinense de 31 años retrocede unos pocos metros antes de llamar por WhatsApp a la residente del lugar, una mujer de unos 30 años con bronquitis, que la reembolsa directamente a través de Paypal.

Sus síntomas justificaban aislarse antes incluso de que se decretara la noche del lunes un confinamiento general en el Reino Unido, donde la pandemia de COVID-19 ha provocado más de 400 muertos y se propaga rápidamente.

Al igual que otras 7,000 personas, Stephanie forma parte del grupo Facebook «Solidaridad frente al COVID-19 en Hackney», un barrio del norte de Londres. 

A escala de la ciudad, del barrio o de la calle, estos grupos locales de ayuda mutua florecen en las redes sociales para resolver los problemas planteados por la pandemia, en primer lugar para ayudar a las personas ancianas o frágiles.

El entusiasmo superó rápidamente esta misión: una maestra propone consejos para ayudar a hacer la escuela en casa, un hombre con problemas cardíacos y asmático pide- y recibe en masa- mascarillas para poder pasear, protegido, a sus perros.

En el grupo del barrio Lewisham (en el sur de Londres), se encuentra incluso una petición un poco loca pero desesperada: un hombre cuya casa está infestada de ratas busca -al no poder traer a los exterminadores- «adoptar temporalmente» el gato de uno de sus vecinos.  

Aparecidos en todo el país, estos grupos se concentran, casi todos en WhatsApp, en conversaciones locales –por barrios o calles–, de coordinación. 

El fenómeno es masivo: más de un millón de personas en el Reino Unido se unieron a uno de los grupos de ayuda local en Facebook, de ellos 800,000 la semana pasada, indicó un portavoz de la red social.

Estos «buenos samaritanos» están ahora conectados a través de «cientos de nuevos grupos locales», estimó Brie Rogers Lowery, directora de Facebook Europa de asociaciones comunitarias, en una declaración transmitida a la AFP. Lowery considera «reconfortante ver a la gente en todo el Reino Unido unirse para ayudar a sus vecinos y a su comunidad». 

Solidaridad a mayor escala

Stéphanie Cheung decidió participar cuando el domingo vio, con el corazón estrujado, a una pareja de ancianos que tuvo que ir a hacer sus compras en una tienda abarrotada.

Antes estaba preocupada por la crisis, ahora se siente «reconfortada por el trabajo en comunidad».

«Es innegable que las redes sociales son esenciales en este proceso. Permiten alcanzar algo más grande que uno mismo», consideró. 

«A menudo criticadas» estos últimos años, las redes sociales juegan un papel importante en la construcción de esta nueva forma de solidaridad al hacer posible «colaboraciones a mayor escala para resolver problemas comunes», explicó Nick Bostrom, encargado de un programa de estudios sobre el impacto de las tecnologías de la Universidad de Oxford.

En su opinión, responden a la «necesidad de trabajar juntos contra un enemigo común». «La mayoría de las veces no tenemos enemigos reales, así que los fabricamos», explica el profesor. «Ahora que tenemos un verdadero enemigo, la solidaridad emerge».

«Es bueno saber que haces algo útil y trabajar en equipo», dice Kim Wilson, miembro de un grupo de ayuda del oeste de Londres. Ella espera que este «espíritu de comunidad» perdure en el vecindario, «incluso después de virus».

Esta maestra de primaria estima, no obstante, que «Facebook es un buen punto de partida», pero que también hay que «pensar fuera de internet» y distribuir folletos, teniendo en cuenta que muchos ancianos no usan las redes sociales.

Astuta, elogia el uso de pequeños anuncios de papel a la antigua, con una dirección de correo electrónico o un número de teléfono para despegar, lo que también resurge en las calles de Londres.  

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