La petrolera saudita Aramco está «preparada para una salida a bolsa» pero será el gobierno el que tome la decisión, declaró este martes el presidente de la compañía estatal en un congreso de países productores de petróleo en Abu Dabi.
«Una de las primeras actividades de cotización [«listing»] será local, pero también estamos preparados para las extranjeras», dijo Amin Naser.
La semana pasada el periódico estadounidense Wall Street Journal indicó que Aramco quería comenzar a cotizar en bolsa en el mercado interior saudita pero que luego saldría al mercado bursátil internacional, quizás en la plaza de Tokio.
Arabia Saudita quiere situar en el mercado bursátil alrededor de un 5% de su petrolera estatal en 2020 o 2021, en lo que podría convertirse la mayor salida a bolsa de la historia.
Esta operación es la piedra angular de un programa de reformas iniciado por el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán para que la economía saudita no sean tan dependiente del petróleo.
La salida a bolsa del 5% de Aramco debería suponer unos ingresos de unos 100.000 millones de dólares aunque los expertos dudan de la valorización global de la compañía, estimada en dos billones de dólares.
La operación estaba prevista en 2018 pero fue aplazada, según los expertos por la dificultad de alcanzar esa cifra.
A principios de mes, Aramco anunció que su beneficio neto en el primer semestre de 2019 cayó un 12%, hasta 46.900 millones de dólares, a causa de la caída del precio del petróleo.
Se trata de la primera vez que la empresa publicaba resultados financieros semestrales, unos meses después de haber publicado sus cuentas por primera vez en abril, que revelaron que se trata de la empresa más rentable del mundo.
– «Diversificar la economía» –
Los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros grandes países petroleros, reunidos esta semana en la capital de Emiratos Árabes Unidos, están estudiando la posibilidad de reducir la producción para apoyar los precios.
La caída del precio del petróleo se mantiene pese a los recortes en la producción y las sanciones estadounidenses, que disminuyeron la oferta de Irán y Venezuela.
Los analistas dudan además de la eficacia de un nuevo recorte de producción porque creen que el precio del petróleo se ve afectado ante todo por el temor al freno del crecimiento económico mundial, consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
El lunes, el ministro saudita de Energía, Abdulaziz bin Salmán, consideró que la reducción de la producción petrolera sería beneficiosa para todos los productores.
El príncipe Abdulaziz, hermanastro del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, es el primer miembro de la familia real responsable de este ministerio clave de Arabia Saudita, principal exportador de petróleo del mundo.
La caída del precio del barril los últimos años ha afectado los ingresos sauditas y provoca importantes déficits presupuestarios en un país que obtiene el 70% de sus recursos gracias al petróleo.
Por iniciativa del príncipe heredero, el gobierno puso en marcha recientemente una serie de medidas destinadas a diversificar su economía, como el impuesto al consumo o el aumento de los precios de la energía.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), estas reformas empezaron a «traer sus frutos» pero todavía queda mucho por hacer para poner fin al déficit presupuestario crónico.
Este año el déficit fue del 6,5% del Producto Interior Bruto (PIC) frente al 5,9% en 2018, indicó el lunes un informe de la institución con sede en Washington.
El FMI pidió «promover el crecimiento de la actividad no petrolera, crear puestos de trabajo y alcanzar los objetivos del programa Vision 2030» para diversificar la economía.