La balanza indica 41 kg. Para llegar a los 40 kg permitidos, Freddy quita un pollo de su paquete: «¡Listo!», dice. Cientos de personas acuden todos los días al aeropuerto de Santa Cruz, el departamento granero de Bolivia, para hacer llegar alimentos a sus familiares en La Paz, bloqueada de las zonas agrícolas por los partidarios del expresidente Evo Morales.
En el aeropuerto de la ciudad más poblada del país, la cola para llegar al despacho de paquetes se extiende hasta la acera. Y en el cemento, el sol despiadado de la primavera austral hace que el termómetro se eleve a casi 40 grados.
Nada de eso molesta a Ninoska Ramírez, que lleva un carrito con dos cajas de poliestireno («para que esté todo bien frío», dice) en las que colocó 5 kilos de carne. Espera enviar sus alimentos en uno de los quince vuelos comerciales que conectan Santa Cruz, el motor económico de Bolivia, con La Paz, la capital administrativa.
«Me dicen mis familiares en La Paz que no hay carne y cuando hay está todo muy caro. Racionando yo creo que aguantarán una semana», afirma.
«¡Uy!!!», exclama Freddy. «Ahora están cobrando 7 bolivianos (alrededor de un dólar) por kilo». Para enviar sus 40 kg de pollo, calcula, deberá gastar 280 bolivianos, unos 40 dólares.
A 500 metros de allí, Felipe Loayza deposita paquetes para sus familiares. «Es carne y verdura. Será para tres días», cuenta, mientras los aviones se suceden en la pista.
A una hora de avión, en el altiplano andino, los 1,7 millones de habitantes de La Paz y su gemela El Alto sufren desde algo más de una semana los efectos del bloqueo de las rutas que conducen al corazón agrícola de Bolivia, del cual Santa Cruz es la capital informal.
En La Paz, conseguir pollo es cada vez más difícil, al igual que carne de vaca y productos lácteos, que habitualmente llegan por carretera desde Santa Cruz.
Santa Cruz produce el 70% de los alimentos consumidos en Bolivia. El bloqueo de una refinería cercana a La Paz ha causado también escasez de gasolina.
«Pacificar el país»
En un intento de aliviar a La Paz, el gobierno de la presidenta interina Jeanine Áñez anunció la semana pasada que enviará hacia allí varias toneladas de alimentos.
Y la Cámara Agrícola del Este, que cubre el departamento de Santa Cruz, dice que «tratará de limitar el daño causado por los bloqueos», despachando por vía aérea entre 270 y 300 toneladas de alimentos por día hacia La Paz.
Los partidarios de Morales que bloquean las carreteras exigen la partida de Áñez, quien tomó las riendas de Bolivia hace diez días.
Según ellos, Morales fue víctima de un «golpe de Estado» y critican al gobierno interino por el uso de la fuerza para «reprimir» a los manifestantes.
Desde las elecciones presidenciales del 20 de octubre, 32 personas han muerto de manera violenta.
Por su parte, el gobierno interino denunció a Morales, ahora exiliado en México, por «sedición y terrorismo» por incitar a sus partidarios a establecer bloqueos alrededor de La Paz.
El ministro del Interior, Arturo Murillo, dijo el viernes que había presentado una demanda contra el expresidente.
Santa Cruz siempre ha mirado hacia La Paz con sospecha, incluso con desconfianza. Y cuando Evo Morales reclamó la victoria en la primera vuelta en las elecciones del 20 de octubre, la ciudad fue el epicentro de la protesta que llevó al mandatario a renunciar tres semanas después.
Sobre las implicaciones políticas de los bloqueos, Felipe Loayza, que envía carne y verduras a su familia en La Paz, no dice una palabra, pero quiere ser optimista. «Creo que la situación comenzará a normalizarse» en las carreteras, apunta.
El viernes el gobierno provisorio anunció que un «diálogo» tendrá lugar en la tarde del sábado con los diferentes sectores que se le oponen con el fin de «pacificar el país».