La pandemia dejó varados a dos trotamundos en un estacionamiento de Florida

Llevan cuatro años recorriendo el mundo. Visitaron 50 países en cinco continentes. Pero la pandemia los detuvo en seco en Florida y ahora llevan dos semanas varados, viviendo en el estacionamiento de una tienda cerca de Miami y con las visas a punto de vencer.

«Teníamos un sueño, y nuestro sueño era conducir por todo el mundo con el auto», dice el italiano Aldo Giaquinto, de 38 años. 

Lo lograron, en gran parte. 

Él y su esposa, Vera Kozlovskaia, una moldava de 35 años, renunciaron en 2016 a sus empleos y emprendieron un viaje por el mundo en su Toyota Land Cruiser Prado negra de 2005 a la que apodaron «Toto» -un poco por Toyota y, otro poco, también por el fallecido humorista napolitano-.

Ella trabajaba en el sector de tecnologías de la información y él es chef. Vivían en Inglaterra.

Partieron desde allí hace cuatro años rumbo a los países nórdicos europeos. Atravesaron Rusia, China, el sureste asiático; recorrieron Australia, y desde allí enviaron a «Toto» a Uruguay por barco.

Pasaron 2018 conduciendo por Sudamérica hasta Panamá, atravesaron Centroamérica y dedicaron el año pasado a Estados Unidos y Canadá.

Todo iba bien. Nadaron con los gigantes pero gentiles manatíes de Florida. Fueron de los últimos turistas en visitar los Cayos de Florida, una cadena de islas coralinas que se extiende hacia el sur hasta cerca de Cuba.

Y entonces llegó el coronavirus.

Y ahora, «por todas las restricciones de la pandemia, estamos varados aquí en Florida», dice Aldo. Pero «nuestra vida no ha cambiado (…) De alguna forma tenemos suerte».

No obstante, están nerviosos porque no pueden irse, sus visas de turista expiran el martes, pidieron extensión pero no han tenido respuesta.

Entretanto, «Toto» está estacionado frente a una tienda Walmart en Hallandale, 30 Km al norte de Miami. Este Toyota de gran porte es su casa. Allí el matrimonio duerme y hasta se baña. La cocina es un fogón en el baúl. La conexión de internet viene gratis de los restaurantes cercanos.

Gente buena

Normalmente dependen de las instalaciones públicas, como los baños de playas o parques, «pero ahora todo está cerrado», dice Vera. Por eso acampan frente al Walmart, uno de los pocos lugares abiertos.

«Es un poco difícil, pero tratamos de mantenernos positivos y sacar lo mejor de esto. Sabemos que hay gente en situaciones mucho peores y estamos agradecidos por todo lo que tenemos», añade.

A pesar de los contratiempos, mantienen el buen ánimo y agradecen el apoyo de los residentes que pasan a saludarles y les llevan comida.

«Estamos abrumados por la cantidad de gente que nos quiere ayudar, es increíble cuánta gente buena hay en el mundo», reflexiona Vera.

El Instagram de la pareja, @alvetoexpedition, da cuenta de tiempos mejores. El espectacular lago Tahoe de California, el salar de Uyuni en Bolivia, el cerro de los Siete Colores de Argentina, los glaciares de Canadá y de la Patagonia, las mezquitas de Brunéi, el templo de Angkor Wat en Camboya, la plaza roja de Moscú… 

Con la experiencia que ganaron, tienen muchos proyectos en mente para trabajar por el cuidado del medio ambiente cuando vuelvan a Italia.

El plan era enviar la camioneta por barco a Sudáfrica y volar a Johannesburgo. Al terminar la etapa africana del viaje iban a radicarse en Italia, donde tienen un apartamento en construcción.

Pero todo se ha paralizado. La alternativa para ellos es extender la visa y seguir acampando en los estacionamientos del sur de Florida hasta que pase la crisis y puedan continuar la ruta en África.

«Esperaremos», dice Aldo. «Como está haciendo todo el mundo». 

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